Hacia su Santidad. ¡Pobre gente de París!, Por Noé Valdés
Un poco cansados del viaje y de algunas hermosas veladas en Italia, pasada la euforia por la elevación a los altares de nuestro santo xalapeño Rafael Guízar y Valencia, desde ayer ya estamos en París, otra vez la misma mecánica, el mismo lío, que el pasaporte, las maletas y todas esas linduras; por fin pasamos la aduana y ahora sí, a disfrutar y divertirnos en la ciudad luz; ayer fuimos a la Catedral de Notre Dame, (Nuestra Señora) para los que no lo sabían duró dos siglos su construcción.
Recorrimos la catedral admiramos sus vidrieras policromas, escuchamos un concierto de música sacra y por supuesto, cuando pasé frente al altar mayor, me imaginé los acontecimientos que ahí se han realizado; imaginé a Napoleón colocándose frente al Papa, y a una artista cubierta de velos, cuando fue coronada como diosa de la razón, algo que nunca se me olvida hacer cuando estoy en esa Catedral es ver, hacer una reverencia y encender una vela, a una imagen de la Reina de México, la Virgen de Guadalupe; por haberme permitido estar frente a ella nuevamente en París.
Fotografié este impresionante templo por el frente, por atrás, las gárgolas, las quimeras en la fachada, en el interior por muchos ángulos y hasta el campanario y por más que buscamos a Cuasimodo (el jorobado de Notre Dame), no lo encontramos.
Nos fuimos al famoso café de Flore, que como todos los cafés tiene un ambiente que embriaga, es el café donde se reunían para charlar, Camús, Sartré, y Simone de Beauvoir; el lugar se localiza en la parte izquierda del río Sena y después del café y un refrigerio nos trasladamos a la iglesia más antigua, San Germain de París.
Más tarde fuimos a donde estaba La Bastilla, pasamos por la Universidad de la Sorbona, la Morena Linda y yo dimos un suspiro que nos llegó hasta el tuétano, porque aunque soy un analfabeta (por eso) nos hubiera gustado estudiar ahí, fuimos al Hotel de Ville (el Ayuntamiento de París), admiramos su arquitectura y sus esculturas y después de echarle un vistazo al Instituto George Pompidou o centro (Beaubourg) y admirar un edificio en la modernidad elevada a la octava potencia, ahora sí, a empaparnos de cultura milenaria, nos fuimos derechito a la calle de Rívoli para adentrarnos al Museo del Louvre.
Cuando pasamos por la modernista pirámide que realizó el chino estadounidense Peyn, le dije a la Morena Linda que dos damas me esperaban adentro del museo; no me lo creyó y cuando me miró junto a ellas hasta fotos me tomó, era La Vénus de Milo y La Victoria de Samotracia, esta última, hecha para conmemorar una victoria naval en el Mediterráneo. Un turista japonés (andan por todas partes) nos hizo el favor de fotografiarnos con estas damas, la morena hasta ese momento aceptó la broma.
Recorrimos las salas de la escuela flamenca, y la sala de pintores españoles, después nos trasladamos a ver la estrella del Louvre, La Gioconda o Mona Lisa, al estar frente a ella no me aguanté las ganas de jugarle un serio y la verdad le gané, pero me cautivó su risa burlona y su mirada enigmática.
Le echamos un vistazo a las joyas de las salas egipcias y posteriormente nos trasladamos al sótano donde está la pirámide invertida, donde supuestamente está sepultada, según el Código Da Vinci, La Santa María Magdalena. Terminamos la visita y nos trasladamos a donde estaba el Palacio de las Tullerías que Catalina de Médicis mandó construir y que ahora solo queda el parque, desde ese lugar se tiene una preciosa vista hacia la Plaza de la Concordia, la avenida de Los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo.
Hicimos el recorrido del parque y llegamos a la Concordia, desde ahí vimos la Iglesia de La Modelen y la Cámara de Diputados, aquí en la Plaza de la Concordia en tiempos pasados estaba la guillotina, por donde rodaron las cabezas de, Luis XVI y María Antonieta. Admiramos el obelisco egipcio que da un toque especial a la plaza
Recorrimos los dos kilómetros que tienen los Campos Elíseos y pudimos ver la majestuosidad del Petit Palet y el Gran Palet, construidos en 1900, fue un recorrido inolvidable.
Cuando se hace la caminata por esa transitada avenida, se piensa que se está en el centro del mundo. Tan solo de pensar de cuántos personajes han pasado por esa avenida, bueno hasta los alemanes cuando ocuparon París en la segunda guerra mundial, y para finalizar nuestro recorrido comimos en el restaurante Bouquet’s, uno de los tantos que se encuentran en esa famosa, transitada y cosmopolita avenida.
Ya cayendo la tarde no fuimos caminando hacia la Torre Eiffel, a ver la obra de Gustave Iffel, compramos los boletos para hacer el ascenso hacia lo más alto de la Torre y pudimos disfrutar de la ciudad en todo su esplendor, vimos desde ahí en primer lugar El Trocadero, que es en donde se aborda el Baton Bus para navegar en el Río Sena, observamos el Arco del Triunfo, la Torre de Montparnasse y la colina Motmartre donde está la Catedral del Sagrado Corazón, desde donde se domina París
No quisimos dejar para otro día y bajamos de la Torre Eiffel y nos fuimos al Arco de la Defensa, que está en la continuación de la calle de los Campos Elíseos. Para cerrar con broche de oro nos trasladamos al barrio de los artistas y vimos comos estos, hacen sus obras al aire libre; se puede posar para que te hagan una pintura al óleo. En un restaurante donde en varias ocasiones he disfrutado de una buena sopa de cebolla, en esta ocasión no fue la excepción y nos deleitamos de ese reconfortante platillo.
Bajamos la colina de Motmartre y llegamos a la avenida del pecado, de las diversiones eróticas, a la calle Pigale, donde se encuentran todas las tiendas de sex chop y todo lo que se refiere a sexo de todas las maneras y formas y para todos los gustos; a las once de la noche entramos a el espectáculos del Molino Rojo, disfrutamos el show y ahí le paramos por este día, que era ya el otro día, porque salimos del cabaret a las dos de la madrugada, no cabe duda que Hemingway tenía razón al decir “si se tiene la oportunidad de vivir de joven en París, no importa dónde se viva después”; en el próximo texto, amables lectoras y lectores les platico dónde ande, lo más seguro es que vayamos al Palacio de Versalles; hasta pronto… Cualquier comentario sobre este paseador texto, favor de enviarlo a… valdesnoe@yahoo.com
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