Monday, March 22, 2010

Abusando de María

Noé Valdés

Cuando me toca hacer los quehaceres del hogar –que es a menudo-, digo que la hago de “maría”, la persona que en los hogares que pueden pagar a una persona que les ayude a hacer la chamba del hogar, se le dice “maría”, las señoras que viajan todos los días de los pueblos circunvecinos a Jalapa a vender sus productos del campo, se les llama “marías”.
Por toda la ciudad se les ve, algunas caminando, otras en las puertas de carnicerías, en algunos súper que les permiten que se coloquen en la banqueta, otras en las afueras de los mercados; ahí pasan gran parte del día, a sol y agua, con frío o con calor, todos los días las vemos tratando de ganarse el pan, pan que las jóvenes marías, le llevan a sus hijos y las marías que ya casi le llegan a los 70 años, esas le llevarán pan a su nietos y a sus maridos que también ya andan rallando los 80 años.
Hace unos días la morena linda y mis tigrillos me pidieron que les comprara algunas cosas en el mercado, pasé por La Rotonda y se me hizo fácil estacionarme frente a ese mercado, en dirección al norte, frente a una carnicería, ahí, varias mujeres, de las que les llamamos marías, a menudo se colocan en las banquetas para exponer y vender los diversos productos que traen del campo.
Es una variedad de productos frescos del campo, como quelites, gasparitos lechugas, flor de izote, de calabaza, chayotes, chilacayotes tiernos, rábanos, frijol, tortillas y gorditas picadas hechas a mano y otros productos que escapan de mi mente, cada una de esas marías trae un promedio de ciento cincuenta pesos en mercancía, productos que venden con la esperanza de llevar a su hogar un pedazo de pan o un pedazo de carne si su economía se los permite.
En ocasiones lo que traen a vender esas marías, apenas si les alcanza para el pasaje y alguna medicina que les recetó el doctor y del pan y la carne ni se acuerdan por obvia razón y, así es todos los días de la semana, algunas que les gana el cansancio, se les ve en su puesto totalmente dormidas, cansadas de las friegas de ir a cortar las lechugas, los rábanos, los quelites en la madrugada, muchos productos del campo tiene que ser cortados el mismo día, de lo contrario se marchitan y la gente ya no los compra.
Ese día que pasé a comprar a La Rotonda, precisamente cuando me disponía a marcharme hacia mi casa, resulta que llegó una señora que fluctuaba aproximadamente en los ochenta años, estaba a punto de cerrar la cajuela de mi carcamán cuando una mano morena, arrugada, quemada por el sol me lo impidió, miré la cara de la señora, a quien el tiempo ya había hecho su chamba, se le miraban arrugas sobre las arrugas, me miró y toda angustiada me dijo;
-Señor, señor, a usted ya lo conozco, ya en varias ocasiones me ha comprado rabanitos, y lechugas, por favor le pido me guarde estas dos canastas porque me vienen siguiendo los inspectores del ayuntamiento y esos señores nos quitan nuestra mercancía y se la llevan, no nos dejan vender en estos lugares, por favor deje que las guarde.
Miré a la señora y su mirada me inspiró confianza y abrí más la cajuela para que pudieran entrar las canastas, la cerré y esperé a que pasaran los “inspectores”, el primero, un señor con ropa modesta y sombrero, llevaba una maleta al hombro y un morral en la otra mano, casi enseguida pasó su compañero, más joven, con una gorra de beisbolista y una libreta en la mano.
Se perdieron entre la gente que en esos momento entraba y salía del mercado, que se bajaba y subía de los autobuses que por ahí se paran y los inspectores no los volví a ver. La señora que me había pedido el favor de guardar sus canastas y no vi dónde se ocultó, volvió a aparecer y me dijo.
-Muchas gracias señor, Dios le ha de pagar lo que hizo por mí, qué bueno que no me tuvo usted desconfianza y guardó mis canastas, de lo contrario me las hubieran quitado. Ande tome lo que quiera de mi canasta y llévelo para que lo coma en su casa.
Con gusto le agradecí su modestia, miré hacia donde se ponen las demás personas que vienen a vender sus productos y no había nadie, todas habían corrido por las diversas calles que confluyen con La Rotonda. Le ayudé a la señora a sacar las canastas de la cajuela y cuando se marchó, con una sonrisa y al mismo tiempo dibujado en su rostro la preocupación, cuando había caminado cuatro o cinco pasos le dije en voz alta.
-Señora, siempre que esté por aquí y si tenemos que repetir esta operación, la haremos con mucho gusto, las veces que sean.
Me dije, ¡qué barbaridad!, ¡qué acaso en la presidencia municipal que dirige el señor Velasco Chedraui, no tienen imaginación!, ¿qué no es mejor que estas gentes vengan a ganarse la vida honradamente?, o los prefieren de delincuentes, no hay que ser tan primer mundista en un mundo de tercera, aun en el primer mundo existen mercados de esa naturaleza,
Señor Velazco, existen negocios en la ciudad que no pagan los impuestos que deberían pagar, no cumplen con los requisitos de protección civil, no tienen estacionamiento para darle mejor trato a los clientes, ni el mismo ayuntamiento le da las facilidades a los que acuden al ayuntamiento para hacer un trámite.
No se vale señor alcalde que se les persiga a estas personas que en su mayoría, son de más de ochenta años, con esas personas se ensañan los inspectores de su ayuntamiento, pero con los poderosos de negocios que no cumplen con lo que deben dar a su clientela, a esos ni los tocan, ojalá y ya dejen de molestar a las marías, páguenle a los inspectores para que no les roben la mercancía a esas personas que haciendo un esfuerzo se ganan el pan todos los días.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, qué bueno, porque el que no duerme bien desde hace varias semanas es el señor Duarte, con eso de que según él ya se le despejó el camino a contender por la grande en Veracruz y ya él es el único por el tricolor, ahora le quita el sueño la responsabilidad de ganarle a todos los partidos que van a participar, en cambio los que la querían y ya se convencieron que no es posible entrarle al ruedo, hasta roncan plácidamente….Cualquier comentario sobre este inspeccionado texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com

0 Comments:

Post a Comment

<< Home