¡¡Que con su pan se lo coman!!, Por Noé Valdés
Para frenar el escandaloso éxodo de sus feligreses, el poderoso imperio romano encontró la fórmula, dándole al pueblo circo, maroma y teatro, era el pan de cada día de la vieja Roma; un dicho que se decía y se practicaba por toda Italia, mas tarde en los territorios conquistados y hoy en día son palabritas mágicas de los gobernantes y se han propagado por todo el mundo y la dicen desde el presidente del país más poderoso hasta el modesto mandamás del pueblo más pequeño de la tierra.
La semana que está por terminar, las autoridades del primer puerto de México dijeron que por primera vez no habrá día en que el pueblo pueda ver gratis a las encueradas y encuerados, las hermosas bastoneras y comparsas de hombres y maricones del carnaval, fiesta que era del pueblo, que la hacía el pueblo y que las autoridades se apropiaron y ahora solo es para gente que pueda pagar las entradas.
Antiguamente, para la elección de la reina, y eso me lo platicó la señora Ida Prampolini quien fue reina en sus años de juventud, la mecánica para la elección era con trabajo, salían las aspirantes a solicitarle al pueblo su apoyo y comenta que era una odisea. Cuando participó la señora Prampolini para que la eligieran, un familiar suyo le confeccionó una capa de terciopelo y se dio a la tarea de tocar puertas para que la conocieran los jarochos y la eligieran.
Dice que salió de su casa toda ataviada con su capa roja atada a los hombros y que todo el día recorrió las calles del puerto, que por la tarde llovió y su capa se mojó y entre más caminaba más se enlodaba la capa y más se hacía pesada; cuando cayó la noche iba sangrando de los hombros y que fue tanta la admiración que causó ese hecho, que ese mismo día la eligieron reina del carnaval.
Intensamente participaba el pueblo, con la elección de la reina y su majestad el rey feo, la confección de lo carros alegóricos. Participaban los cargadores, carretilleros y estibadores del puerto, la iniciativa privada lo hacía con carros arreglados promoviendo sus negocios y el día de la coronación los precios era modestos, ya no hablamos del desfile que era gratuito para el pueblo.
Hace unos días se quejaron las autoridades y los encargados del carnaval de que no tenían dinero para hacer la publicidad; ¡que poca imaginación tienen!, ¿que acaso en los carnavales anteriores, cuando ni existía la televisión ni tantos medios impresos y electrónicos necesitaban mucho dinero para eso?, ¿cómo le hacían para que el carnaval luciera?, ¿que acaso eran más inteligentes aquellas personas que se encargaban de hacer sin dinero la tan esperada fiesta para los porteños?.
Y que quede claro que en aquellos tiempos, hablo de los 60s del siglo pasado, no era circo maroma y teatro que la hiciera el gobierno, era el mismo pueblo el que lo hacía porque quería divertirse, ahora que lo hace el gobierno no se puede disfrutar de nada que sea gratis.
Pues claro, no se podía esperar menos de los panuchos, ellos son los empresarios, los del billete grande, los que sacan raja de esa fiesta. ¡Pos como no! son los que tienen empresas que dizque dan empleo al pueblo y se dicen benefactores del pueblo pero también son los que explotan a sus empleados con horarios matadores y mal pagados, los que no se tientan el corazón y menos el alma porque no la tienen para correr a un trabajador de sus empresas.
No se podía esperar nada bueno de estos señores que solo saben multiplicar y hacer dinero a diestra y siniestra a costa de lo que sea, no les importa que el pueblo venga de un diciembre todo gastado, de una cuesta de enero que en realidad es un barranco, no les importa a esta camarilla que este pueblo quede más frío que el que nos viene del norte.
En fin a estos organizadores de las fiestas del rey “Momo” solo saben que uno más uno son tres, ni modo, lo hecho, hecho está, pero el pueblo tiene la culpa por elegir a estos personajes que solo creen en su majestad el dinero, deberíamos de dejarlos plantados con su fiesta, que se la coman con su PAN, fiesta que solo a ellos les deja buenos dividendos y que solo estén los que pueden y quieran pagar.
Que quede claro que el carnaval lo hace la gente que observa el desfile y que la mayoría es de escasos recursos, ya que los dueños de hoteles, de los grandes restaurantes y de las cantinas, cuando es el carnaval, es fácil verlos por la ciudad de Xalapa, Córdoba y la capital del país, porque dicen que para ellos el carnaval no les interesa, que es para el pueblo y ellos no les interesa el pueblo a ellos solo les interesa que estén llenos sus negocios para que cuando entierren a Juan Carnaval, regresen a sus negocios y se encuentren con las ganancias que esto les deja, que les aproveche. Cualquier comentario sobre este carnavalesco y gratuito texto, favor enviarlo a valdesnoe@yahoo.com
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