¡Ya basta de conformismos!
Noé Valdés
Nos la han hecho, nos la hicieron y nos la seguirán haciendo; una vez más la escuadra azteca nos escampanó y nos hizo creer que ahora si llegarían al triunfo en la Copa América en Venezuela y como dicen los chavos, jugaron como nunca y perdieron como siempre; una vez más nos dejaron como a las novias de rancho, vestidos y alborotados. Lo más gacho fue al final del juego México-Argentina cuando entrevistaron a Hugo Sánchez y dijo; “hemos cumplido con la meta que nos habíamos propuesto, llegar a semifinales”; carajo, o sea que nunca pensaron llegar hasta la final, eso nos lo hubieran dicho antes no que estábamos ilusionados, nos dejaron con las banderitas, los bocadillos, los cohetes y hasta las chelas bien frías para celebrar el triunfo, ¡no se vale!
Para medio componer las cosas y que no nos hundiéramos en la desesperación con un marcador de 3-1 nuestra selección gana a la representación de Uruguay y de esa manera México logra –como dicen en mi tierra “de chiripada” colocarse en el tercer lugar en la Copa América. Con goles de Cuauhtémoc Blanco, Omar Bravo y Andrés Guardado se logró el triunfo de la honra.
Total que el campeón se definió este domingo y para variar fue la escuadra de Brasil la que logró el triunfo definitivo con un marcador de 3-0 contra Argentina de esa manera se dio el cerrojazo final en la Copa América Venezuela 2007.
La derrota del equipo mexicano me da pie para platicarles amables lectoras y lectores una anécdota que me sucedió en Cuba en el inicio de la década de los 90s del siglo pasado, se las platico porque creo que es bueno que entendamos que en esto del deporte hay que echarle todas las ganas del mundo y ser constante y serio en la preparación.
En agosto de 1991 –se escucha bien raro pero hay que decirlo- del siglo pasado, fui uno de los integrantes de la delegación que fue a Cubita la bella, a la inauguración de la casa de México; en esa delegación también asistió Miguel Vélez y su primera compañía del Valet folclórico de la UV, las pintoras Leticia Tarragó e Iris Aburto.
Como fueron varios los días los que estuvimos en La Habana, nos dio tiempo de recorrer parte de los lugares históricos, como la Plaza de la Revolución, la escuela donde estudió Fidel, admiramos “El Granma” yate en el que se transportaron los revolucionarios que acompañaron a Fidel para derrocar al dictador Batista, visitamos el museo “La Casa de los Capitanes Generales” y no podía faltar saborear un buen plato de arroz con frijoles y una buena costilla de cerdo en “La Bodeguita del Medio”.
Una mañana salimos Iris, Elsa Núñez, integrante del Balet de la UV y José Manuel, un joven habanero que se ofreció para ser nuestro guía, ese día Pepe nos llevó a “Copelia” a saborear una buena nieve que tanto nos habían recomendado; recorrimos los comercios con sus vitrinas casi vacías en aquellos tiempos, fuimos a la catedral y pasamos por el restaurante Floridita donde Ernest Hemingway acostumbraba saborear su famoso “Daiquiri” y que en ese agosto lo estaban remodelando.
En una pequeña plazoleta algo nos llamó la atención que los cuatro nos tiramos una larga y sonora carcajada, un oficial de policía que se encontraba en el otro extremo de la acera, muy sonriente caminó hacia nosotros, mirábamos que movía los labios y algo nos decía; cuando estuvo a nuestro alcance su voz, entendimos lo que nos decía, preguntaba que cómo nos parecía La Habana; le contestamos con recelo o más bien con miedo, porque aunque no habíamos hecho nada que tuviera que intervenir la policía. Sabiendo que no estábamos en nuestro país nos daba un poco de temor; pero hay que asentarlo su risa nos daba confianza y muy amable nos dijo.
_ ¿Cómo están, se ve que les ha gustado la ciudad; de donde nos visitan?
Con palabras entrecortadas Iris le contestó
_ De México oficial y, pues sí nos gusta La Habana.
_ ¡Ah, de México, entonces son nuestros hermanos!, ¿Se puede saber de qué estado?
_ De Veracruz, oficial.
Contestó nuevamente Iris y el oficial sin dejar de sonreír y abriendo las manos dijo.
_ ¡De Veracruz, oohh, entonces doblemente hermanos!
Como el oficial sabía la razón de por qué nos había abordado nos hizo otra pregunta que nos pareció repetitiva, pero justificaría el por qué había interrumpido nuestro paseo y por eso señalándonos con su dedo índice a cada uno nos preguntó que si éramos de Veracruz, todos le contestamos nuevamente que sí y cuando tocó el turno a José Manuel, el muchacho que nos acompañaba y que por su acento no podía ocultar de dónde era, el oficial le dijo.
- ¿Y usted también es de Veracruz?
- No oficial, yo soy de aquí.
- ¡Ah, usted es cubano! ¿A qué se dedica?
- Soy atleta señor
- ¿Atleta?, me permite su carnet
De su bolsillo, José saco una credencial; el oficial la miró y corroboró que la foto correspondiera a José; nos miró y sin perder la sonrisa, miró a José y le dijo:
-Camarada, vamos a dejar que nuestros visitantes, nuestros hermanos, disfruten de la ciudad, que visiten las playas de Varadero y que se diviertan mucho.
Dicho esto, el policía miró fijamente a José y frunciendo el seño, con toda la seriedad que requería el caso y señalándolo con su dedo índice le dijo.
- ¡Y usted, a lo suyo!
Elsa un poco molesta se dirigió al oficial
- ¡Esperamos que no tenga problemas José!
El policía miró a quien le hablaba y como por arte de magia volvió su sonrisa y con una carcajada se dirigió nuevamente a Elsa:
-Señorita, cuando los camaradas salen a participar en las olimpiadas no nos sorprende que traigan medallas de oro, de plata y bronce y son tantas que es una zafra, pero detrás de eso hay entrega en cada uno de ellos y le recuerdo que está usted en el primer país libre de América, pero hay reglas y quien cumple no tiene problemas.
José alcanzó a despedirse de nosotros y al mismo tiempo el oficial nos ofreció su mano y sin borrársele de su rostro la sonrisa se despidió y como llegó se marchó, nosotros continuamos con nuestro paseo ya sin nuestro agradable guía.
Lo anterior lo cuento por lo que le sucedió a la selección mexicana y porque hoy veo que en México y en especial aquí en Veracruz están importando maestros de Cuba, porque creen que son la salvación del deporte, los que manejan el deporte en Veracruz desean que seamos una potencia deportiva como lo es Cuba, lo que no saben es que en ésta cuestión se depende del maestros y de la disciplina que le tienen que imprimir los alumnos deportistas.
Como dijo el oficial que nos interceptó en las calles de La Habana, para eso se necesita entrega, pasión y sobre todo cumplimiento con las reglas del deporte, no estoy diciendo que exista un policía detrás de cada deportista, lo que quiero decirles es que si se hace deporte se tiene que hacer con pasión, con entrega, dedicación; participar para ganar y que se incentive a las nuevas generaciones…Cualquier comentario sobre este indisciplinado texto, favor de enviarlo a valdesnoe@ahoo.com
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