Saturday, August 25, 2007

Sensibilidad Política, por Noé Valdés

En esta vida que nos ha tocado vivir, como en todos los tiempos desde que existe la humanidad en la tierra, siempre hemos estado en la casa del jabonero, porque aquí, el que no cae resbala y lo que en la mañana puede ser un desayuno cordial con la familia; por una llamada telefónica, por un anónimo tirado bajo la puerta o por una prenda íntima encontrada por la esposa en el automóvil y que no sea de ella, eso basta para que en la tarde seamos los peores enemigos.
A los políticos les sucede lo mismo, el que se dedica a ese menester debe tener la sensibilidad a flor de piel, llevar la política en la yema de los dedos, si no se tiene ese atributo mejor hay que dedicarse a otra cosa, zapatero a tu zapato, para qué arriesgarle, sobre todo en estos tiempos tan cambiantes si no se está empapado de lo que es la política, hay que tocar la retirada antes de que sea tarde.
Si los políticos ya cuereados, experimentados, que han participado en las linduras que son las elecciones se llevan cada frentazo, ya nos podremos imaginar a esos personajes que de repente vieron la oportunidad y como paracaidistas, arribistas o camaleones se metieron dizque de políticos, en su experimento llevarán la penitencia.
Yo digo que a los políticos experimentados, que perdieron la sensibilidad de la política y recurrieron a la brusquedad o falta de tacto, la misma política se los cobró y fue muy caro el precio que han tenido que pagar por haber perdido esa sensibilidad.
En el inicio de la década de los 70s el profesor Rafael Arreola Molina dejó la presidencia del tricolor para contender para senador de la república por Veracruz, su suplente era el licenciado Juan Maldonado Pereda y su compañero de fórmula era el petrolero Samuel Terrazas Zozaya; después de recorrer el estado en su campaña y realizadas la elecciones se le ocurrió al maestro Arreola declarar al también maestro y periodista José Luís Hernández Sosa quien era corresponsal de Excélsior en esos tiempos, que había obtenido más votación que el propio candidato a la presidencia de la República Luís Echeverría, lo que le costó que lo congelaran de senador y nunca despachó en la vieja casona de Donceles.
En la segunda elección para presidentes municipales del sexenio que gobernó don Rafael Murillo Vidal; por diferencias entre los políticos poderosos que tenían en ese entonces la sartén por el mango, el Revolucionario Institucional recibió una inusual experiencia, en esa contienda para elegir autoridades municipales, se perdieron las presidencias más importantes de Veracruz como son Coatzacoalcos, Poza Rica, Veracruz y Córdoba.
Se perdieron aunque el PRI tenía todas las cartas en la mesa, no se movía nada si el partido en el poder no lo quería, pero como hubo un desacuerdo entre el jerarca del PRI estatal y el poderoso subsecretario de gobierno, quien manejaba la política en el estado, este le dio una lección al tricolor para demostrar quién era el que mandaba en Veracruz y más tarde cuando se decidió quién sustituiría a Murillo Vidal, por esa falta de sensibilidad política fue muy alto el costo que tuvo que pagar, prácticamente le quitaron la gubernatura a Manuel Carbonel y gobernó Rafael Hernández Ochoa.
En tiempos más recientes, en la década de los 90s cuando fue alcalde por Coatzacoalcos Edel Álvarez Peña, una mañana lo visité en su oficina en el palacio y le comenté que como se veían las cosas, todo hacía pensar que él sería el próximo diputado federal por el distrito de Puerto México, a lo que me dijo que no era posible, que la diputación se perdería porque no habían llegado los apoyos económicos para las obras que necesitaba el municipio y que la gente se los iba a cobrar no votando por el tricolor.
Coincidentalmente y cuando aun no se realizaban esas elecciones, una noche en la ciudad de Monterrey asistí a la boda de Juan Manuel Ramos, hijo de Manuel Ramos Gurrión, y en la mesa donde nos acomodaron para la fiesta me tocó en suerte estar cerca de una señora a la que pregunté de dónde era y me dijo que de Coatzacoalcos, que era comerciante del “Mercado Hidalgo” de Puerto, le comenté que ya tenían un buen candidato para la diputación por ese distrito y me dijo: “Si se trata de Edel Álvarez no va a ganar”.
Le pregunté por qué iba a perder. Me explico que Edel siendo alcalde les quería quitar las entradas económicas de los baños del mercado de donde ellos se avituallaban para hacer reparaciones del mismo mercado y que eso no se lo iban a perdonar, que toda la gente que asistía a hacer sus compras a ese mercado le decían que no votaran por Edel.
Y efectivamente, Edel Álvarez fue el candidato y no ganó, no se si fue porque no llegaron los medios económicos para hacer las obras como me había comentado Álvarez Peña o si influyó ala campaña negativa que los locatarios del mercado le hicieron, lo que si se es que faltó esa pequeñez que se llama sensibilidad política, sobre todo con gente que tienen contacto con gran parte del pueblo.
Hoy en Coatepec la ciudad mágica está sucediendo lo mismo, por la falta de oficio, por no tener la sensibilidad política en las yemas de los dedos, al candidato del PRI Sergio Ramírez Cabañas está sufriendo de lo mismo, por no cumplir con la negociación inicial donde le ofreció a un líder de taxistas una regiduría y un puesto de con fianza, si llegaban a la presidencia municipal y no lo cumplió porque no lo consideró en la planilla.
Hoy se enfrenta con un grupo de trabajadores del volante que lo primero que hicieron fue quitar la cartulina de publicidad del candidato Cabañas de sus unidades y a todo el pasajero que se sube a su taxi le platican horrores de Cabañas y toda la simpatía que gozaba en los primeros días cuando se supo que sería el candidato tricolor hoy está en los últimos lugares, todo por falta de sensibilidad política. Este señor sabe de negocios, de medicinas; sabe cuánto cuestan los mejorales, las aspirinas pero hoy no sabe qué recetarse él para quitarse este dolor de cabeza…Cualquier comentario sobre este insensible texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com.

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