Fotocomentadas
En la recomposición de los
En la recomposición de los
daños en Cardel
No hay pies ni cabeza
Noé Valdés
Esta media semana me apersone en la región de Cardel, para ver personalmente los daños ocasionados por Karl, para que no me platiquen. Desde que llegue de inmediato se ven las huellas del desastre, arboles caídos por todos lados, gente tratando de limpiar sus calles, recogiendo los troncos y las ramas para librar el arrollo de circulación.
El amigo con quien quede de verme en Cardel me llevó de inmediato a la rivera del río, me explico cómo fue invadiendo la creciente al pueblo, la gente se coloco en las partes más altas y no se dio cuenta que el río estaba entrando por la parte de abajo, haciendo prácticamente una isla en donde se estaba guareciendo los afectados por el huracán, me explico que en la rivera que corresponde a Cardel y Puente Nacional, más de 30 manzanas afectadas, ahí la gente se quedo prácticamente sin nada, avanzamos en el recorrido y pasamos por la colonia el Cascajal y ahí se miraban las Caterpillar trabajando a todo vapor, recogiendo los escombros y tirando las pocas paredes que aguantaron la embestida del meteoro y aun estaban en pie pero ya no servían para nada.
Cuando vi todo el equipo de maquinaria trabajando me quedo una duda, se estaban haciendo limpieza y al mismo tiempo los terraplenes para volver a construir las casas que desaparecieron. Ahí me surgió una duda y me dije. ¿será posible que nuevamente se van a construir ahí las viviendas si ya se vio que ahí la gente está en peligro, que si viene nuevamente la corriente del rio por otro huracán la vana a pasar mal y lo peor es que la autoridad ya sabe lo que va a suceder, yo no sé de asentamientos humanaos pero la lógica me dice que ahí ya no se puede instalar a la gente para que no vuelva a suceder la desgracia que hoy están viviendo, en fin que se haga la voluntad del que tome las decisiones de que se hagan las cosas en un caso de estos.
Seguí avanzando con mi amigo por toda la rivera del río y llegamos a San Pancho. Esa es otra historia, desde que llegue se miraba un desorden, la recuperación del pueblo no tenía ni pies ni cabeza, era todo un tiradero, ni en el panteón los muertos tenían orden, seguí avanzando y comencé a platicar con los damnificados que en ese momento estaban tratando de rescatar sus pertenencias, era algo desolador, daba tristeza ver lo que por muchos años los colonos de esa población hicieron con mucho esfuerzo y ahora no se miraban bien ni en la basura.
Platique con doña Enriqueta Trujillo, una señora que no es nativa de San Pancho pero que había llegado ahí para auxiliar a sus familiares, me dijo.
“Me extraña que a Tío Fide le esté sucediendo esto, -no me refiero al huracán-, me refiero a lo que está sucediendo en este momento aquí, Tío Fide siempre ha mostrado ser bien organizado y mire esto, es un desastre, aquí no hay ni pies ni cabeza. En esto veo dos cosas, o se les salió de control toda la ayuda o es que los alcaldes y sus secretarios ya no quieren obedecerlo porque ya no le ven futuro, yo no le encuentro otra razón”.
“Mire usted señor reportero, cuando mis familiares estaban en los momentos más difíciles, cuando ya había pasado el huracán y todos estábamos mirando los daños, por aquí llego un señor con unas camionetotas, un señor que después supe que se llama Rubén Darío Mendiola y cuando llegó nos dijo a todos los que aquí estábamos reunidos, ¿Que pasó aquí?, cuando hizo esa pregunta sentí que se me torció el estómago. ¡Oiga señor reportero, que insensibilidad!, los niños llorando porque no habían comido, a tres casas de aquí una familia estaba preocupada porque no aparecían dos miembros de la familia, todo estaba lleno de lodo y este señor preguntando ¿Qué es lo que había pasado?
Yo de plano le dije, ¿que no se da usted cuenta lo que paso?, ¡estamos bien jodidos!, volvió hablar el señor Mendiola y dijo. “Vamos hacer un censo”, volví a tomar la palabra y le dije, ¡que censo ni que la chingada, lo que queremos es comida caliente, necesitamos agua y ropa seca, no necesitamos un censo!
Con esa sensibilidad llegaban los enviados del hombre que aun manda en Veracruz, no sabían que hacer, se engentaron ante la magnitud del desastre y no alcanzaban a encontrar las palabras de aliento que necesitaba el pueblo en ese momento. Y lo mismo hicieron los demás funcionarios que acudieron a tratar de ayudar a los damnificados y, es natural, porque no es lo mismo hablar frente a la mesa llena que cuando no se tiene nada.
La realidad es que en San Pancho no hay un orden, cada quien está sacando el lodo y las pocas pertenencias que quedaron empapadas de agua, los colchones, los muebles de las salas, los aparatos, todo lo están sacando como pueden, son los mismo afectados los que lo están haciendo, nadie les dice donde deben tirar la basura ni el lodo. Tan fácil que el ayuntamiento les hubiera puesto un volteo y un trascabo atrás de ese camión e invitar a la comunidad a que desde donde empieza esa colonia, todos los habitantes solidariamente hicieran la tarea.
Hay un tiradero por toda la calle, lodo por todos lados y la maquinaria pesada brilla por su ausencia, todo mundo hace lo que cree pertinente y todos piensan que lo están haciendo bien no hay quien los guie, sin embargo no queda limpia la calle, todo es un tiradero, los que veo que si están haciendo su trabajo en orden son los trabajadores de CFE, todos están habilitando las líneas y colocando los postes en donde solo quedo un tronco.
Y es que el alcalde de La Antigua no piensa, no sabe qué hacer, lo que si sabe hacer y eso me lo platico mi amigo, el que me hizo el favor de guiarme por los lugares destrozados por el huracán, me dijo. “Antier el alcalde viajaba en un helicóptero y como ya se la hacía tarde y tenía que pasar por su esposa que estaba ayudando a los damnificados que están en la escuela Juan de la Luz Enríquez, el gordito se le hizo fácil pedirle al piloto que bajara en la cancha de esa escuela que ya estaba funcionando como albergue, bajo el helicóptero y rompió todos los vidrios de los salones, poniendo en peligro a los albergados que hasta hoy ahí están refugiados. ¡No se vale!
Y que decir de doña Silvia Domínguez, si, si, adivinó amable lectora y lector, la de “Protección Civil en Veracruz”, imagínese en manos de quien estamos, en la primera visita a Veracruz en estos casos de emergencia, el Señor Presidente Calderón le pidió un informe completo y aún no lo termina, ya mucha gente está regresando a sus hogares y la funcionaria aún no se entera que en Veracruz hubo inundaciones.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, que bueno, porque los que duermen, porque no tienen donde, son todos los hermanos que se quedaron sin casa, ni sus pertenencias ni los documentos oficiales, caminan en las ciudades y como si no existieran, no hay un documento que diga quién es quién, hace falta la presencia del señor Valverde, el mero, mero del Registro civil en el Estado, ¡Hay que chambear rafita!, ahora es cuando. La gente quedo demasiado lastimada, los aporreo duro la naturaleza, esperemos que pronto les llegue el alivio al dolor que hoy sufren…Cualquier comentario sobre este damnificado texto, favor de enviarlo a valdesnoe@hotmail.com
No hay pies ni cabeza
Noé Valdés
Esta media semana me apersone en la región de Cardel, para ver personalmente los daños ocasionados por Karl, para que no me platiquen. Desde que llegue de inmediato se ven las huellas del desastre, arboles caídos por todos lados, gente tratando de limpiar sus calles, recogiendo los troncos y las ramas para librar el arrollo de circulación.
El amigo con quien quede de verme en Cardel me llevó de inmediato a la rivera del río, me explico cómo fue invadiendo la creciente al pueblo, la gente se coloco en las partes más altas y no se dio cuenta que el río estaba entrando por la parte de abajo, haciendo prácticamente una isla en donde se estaba guareciendo los afectados por el huracán, me explico que en la rivera que corresponde a Cardel y Puente Nacional, más de 30 manzanas afectadas, ahí la gente se quedo prácticamente sin nada, avanzamos en el recorrido y pasamos por la colonia el Cascajal y ahí se miraban las Caterpillar trabajando a todo vapor, recogiendo los escombros y tirando las pocas paredes que aguantaron la embestida del meteoro y aun estaban en pie pero ya no servían para nada.
Cuando vi todo el equipo de maquinaria trabajando me quedo una duda, se estaban haciendo limpieza y al mismo tiempo los terraplenes para volver a construir las casas que desaparecieron. Ahí me surgió una duda y me dije. ¿será posible que nuevamente se van a construir ahí las viviendas si ya se vio que ahí la gente está en peligro, que si viene nuevamente la corriente del rio por otro huracán la vana a pasar mal y lo peor es que la autoridad ya sabe lo que va a suceder, yo no sé de asentamientos humanaos pero la lógica me dice que ahí ya no se puede instalar a la gente para que no vuelva a suceder la desgracia que hoy están viviendo, en fin que se haga la voluntad del que tome las decisiones de que se hagan las cosas en un caso de estos.
Seguí avanzando con mi amigo por toda la rivera del río y llegamos a San Pancho. Esa es otra historia, desde que llegue se miraba un desorden, la recuperación del pueblo no tenía ni pies ni cabeza, era todo un tiradero, ni en el panteón los muertos tenían orden, seguí avanzando y comencé a platicar con los damnificados que en ese momento estaban tratando de rescatar sus pertenencias, era algo desolador, daba tristeza ver lo que por muchos años los colonos de esa población hicieron con mucho esfuerzo y ahora no se miraban bien ni en la basura.
Platique con doña Enriqueta Trujillo, una señora que no es nativa de San Pancho pero que había llegado ahí para auxiliar a sus familiares, me dijo.
“Me extraña que a Tío Fide le esté sucediendo esto, -no me refiero al huracán-, me refiero a lo que está sucediendo en este momento aquí, Tío Fide siempre ha mostrado ser bien organizado y mire esto, es un desastre, aquí no hay ni pies ni cabeza. En esto veo dos cosas, o se les salió de control toda la ayuda o es que los alcaldes y sus secretarios ya no quieren obedecerlo porque ya no le ven futuro, yo no le encuentro otra razón”.
“Mire usted señor reportero, cuando mis familiares estaban en los momentos más difíciles, cuando ya había pasado el huracán y todos estábamos mirando los daños, por aquí llego un señor con unas camionetotas, un señor que después supe que se llama Rubén Darío Mendiola y cuando llegó nos dijo a todos los que aquí estábamos reunidos, ¿Que pasó aquí?, cuando hizo esa pregunta sentí que se me torció el estómago. ¡Oiga señor reportero, que insensibilidad!, los niños llorando porque no habían comido, a tres casas de aquí una familia estaba preocupada porque no aparecían dos miembros de la familia, todo estaba lleno de lodo y este señor preguntando ¿Qué es lo que había pasado?
Yo de plano le dije, ¿que no se da usted cuenta lo que paso?, ¡estamos bien jodidos!, volvió hablar el señor Mendiola y dijo. “Vamos hacer un censo”, volví a tomar la palabra y le dije, ¡que censo ni que la chingada, lo que queremos es comida caliente, necesitamos agua y ropa seca, no necesitamos un censo!
Con esa sensibilidad llegaban los enviados del hombre que aun manda en Veracruz, no sabían que hacer, se engentaron ante la magnitud del desastre y no alcanzaban a encontrar las palabras de aliento que necesitaba el pueblo en ese momento. Y lo mismo hicieron los demás funcionarios que acudieron a tratar de ayudar a los damnificados y, es natural, porque no es lo mismo hablar frente a la mesa llena que cuando no se tiene nada.
La realidad es que en San Pancho no hay un orden, cada quien está sacando el lodo y las pocas pertenencias que quedaron empapadas de agua, los colchones, los muebles de las salas, los aparatos, todo lo están sacando como pueden, son los mismo afectados los que lo están haciendo, nadie les dice donde deben tirar la basura ni el lodo. Tan fácil que el ayuntamiento les hubiera puesto un volteo y un trascabo atrás de ese camión e invitar a la comunidad a que desde donde empieza esa colonia, todos los habitantes solidariamente hicieran la tarea.
Hay un tiradero por toda la calle, lodo por todos lados y la maquinaria pesada brilla por su ausencia, todo mundo hace lo que cree pertinente y todos piensan que lo están haciendo bien no hay quien los guie, sin embargo no queda limpia la calle, todo es un tiradero, los que veo que si están haciendo su trabajo en orden son los trabajadores de CFE, todos están habilitando las líneas y colocando los postes en donde solo quedo un tronco.
Y es que el alcalde de La Antigua no piensa, no sabe qué hacer, lo que si sabe hacer y eso me lo platico mi amigo, el que me hizo el favor de guiarme por los lugares destrozados por el huracán, me dijo. “Antier el alcalde viajaba en un helicóptero y como ya se la hacía tarde y tenía que pasar por su esposa que estaba ayudando a los damnificados que están en la escuela Juan de la Luz Enríquez, el gordito se le hizo fácil pedirle al piloto que bajara en la cancha de esa escuela que ya estaba funcionando como albergue, bajo el helicóptero y rompió todos los vidrios de los salones, poniendo en peligro a los albergados que hasta hoy ahí están refugiados. ¡No se vale!
Y que decir de doña Silvia Domínguez, si, si, adivinó amable lectora y lector, la de “Protección Civil en Veracruz”, imagínese en manos de quien estamos, en la primera visita a Veracruz en estos casos de emergencia, el Señor Presidente Calderón le pidió un informe completo y aún no lo termina, ya mucha gente está regresando a sus hogares y la funcionaria aún no se entera que en Veracruz hubo inundaciones.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, que bueno, porque los que duermen, porque no tienen donde, son todos los hermanos que se quedaron sin casa, ni sus pertenencias ni los documentos oficiales, caminan en las ciudades y como si no existieran, no hay un documento que diga quién es quién, hace falta la presencia del señor Valverde, el mero, mero del Registro civil en el Estado, ¡Hay que chambear rafita!, ahora es cuando. La gente quedo demasiado lastimada, los aporreo duro la naturaleza, esperemos que pronto les llegue el alivio al dolor que hoy sufren…Cualquier comentario sobre este damnificado texto, favor de enviarlo a valdesnoe@hotmail.com
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