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Pasajeros con destino
Noé Valdés
En los albores de la década de los 70s Xalapa era una ciudad pequeña, los Lagos no existían, subir al cerro era una aventura, el domingos los cines estaban a reventar, el museo de antropología no habría, la hacienda de Sata Anna era propiedad privada, para ver algo diferente no nos quedaba de otra que lanzarnos a la estación nueva, como se le decía en ese entonces, para ver la llegada y salida de los trenes.
En la estación, había un mirador y para llegar a él había que pasar por la sala de espera, donde encontrábamos de todo, pasajeros que llegaban, en espera o que se marchaban, canastas, morrales, bultos, gallinas, totoles, el carretillero con maletas que llevaban o traían de los vagones de los trenes, había movimiento de carga y descarga todo el día y parte de la noche, en el mirador me relajaba ver los trenes que iban y venían.
¡¡Vaaaamonos!! era la palabra mágica para que todo se pusiera en movimiento, los pasajeros que se despedían de la familia en el andén, subían a los vagones, las puertas se cerraban, se escuchaba la campana, la trompeta, las compresoras dejaban escapar el aire, el chacuaco lanzaba humo hacia el espacio y se iniciaba el rodamiento del tren. Fueron muchas las ocasiones que desde el mirador, observé a mucha gente, los vi con que dolor despedían a sus familiares que se marchaban. Duro fue para mí, cuando supe que los ferrocarriles que ya no son de México, dejarían de transportar pasajeros.
Por eso, cuando mi amigo, el maquinista, Luis Gastelum, me invitó a conocer su locomotora, no lo pensé dos veces. Lo curioso de ese tren es que llega a una puntual estación, por eso lleva “Pasajeros con Destino”, de escritores y otros viajeros. Subí, caminé por el pasillo, la mayoría de sus acojinados asientos estaban ocupados. Luis Tenía que ocuparse de los controles del tren y me dijo. –Noé, Acomódate donde puedas y disfruta del viaje, porque acuérdate que la vida también es pasajera--.
Gastelum se fue a echar andar el tren, no escuche el Vaaamonos, ni la campanita ni nada, solo sentí que el tren se ponía en movimiento y los talleres de la estación que los miraba por la ventana, empezaron a pasar y poco a poco los perdía de vista, mas tarde cambio el panorama, ahora eran bosques los que se miraban a través de las grandes ventanas, busque donde sentarme e hice lo propio.
El primer asiento estaba ocupado, ocupé el segundo y para romper el hielo dije, el tiempo está ideal para viajar, mi vecino de viaje, dejando de leer un libro, con la mirada me hizo una señal afirmativa, le pregunte.
_ ¿Con quien tengo el gusto de viajar?
_ Jorge Amado
_ ¡El escritor brasileño!, perdone pero yo lo he leído, usted un día dijo, “No me gusta para nada la muerte, aunque no le temo, mucho menos me gusta le vejez a pesar de la experiencia que da. Me gusta tanto la vida que no tengo ninguna voluntad de morir”. Sé que Vargas Llosa, cuando se refirió a su obra dijo. “Habiendo comenzado a escribir en su adolescencia como un escritor maduro, casi un viejo Jorge Armando comenzó luego a rejuvenecer, con historias deliciosas y con una curiosa falta de respeto a la cronología mental”.
Me llamó la atención alguien que en el asiento de mi derecha viajaba profundamente dormida, Jorge Amado me toco con el codo, levantó la mano derecha y se coloco el dedo índice en los labios, queriendo decirme que no hiciera ruido, se me acerco al oído y me dijo, es Guadalupe Amor Schmidtlein, tú la debes conocer como Pita Amor. Pita hablaba dormida y alcance a escuchar que decía, Esperar es una virtud anterior al sueño; siguió hablando. Yo sólo conozco de sonetos como otros conocen de sonatas. Mis actos nadie los guía. Solo yo misma. Por obra y gracia de mi misma. Me niego a creer que alguien guía mis actos. ¡No soy una marioneta!
En el par de asientos traseros de donde sentada y plácidamente dormía Pita Amor, viajaban Huberto Batis, en una amena plática con Fernando Benítez, comentaba Huberto sus inicios de periodista cultural en el semanario Punto y Aparte de su amigo Froylán Flores Cancela. recordaron que un día el autor de los indios de México, lo llevaba del brazo y se encontraron a uno de tantos personajes con el que Batis no tenía buena relación y aquél le preguntó a don Fernando que él creía que nada más defendía indios en México, abrazando a Batis, le espetó: “Pues éste es mi indio consentido”.
Me despedí de Jorge Amado y me fui al vagón-restaurante, sentado en una silla del comedor observaba. Solo en la barra, mirando el paisaje por la ventana, con un daiquirí en la mano estaba Hemingway, mas hacia en medio, con risas y carcajadas y dos tazas de café sobre al barra, charlaba Elena Poniatowska con Sergio Pitol y a su lado su inseparable perro, alcance a escuchar que Elena dijo, mira Sergio, a mi me han dicho que soy una pinche periodista, no escuché que contestó su interlocutor y al final de la barra estaba Luis Buñuel platicando con Gabriel García Márquez, Luis decía. Sabes Gabo, “Me gustaría levantarme de entre los muertos cada 10 años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más, Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba.
Seguía cómodamente sentado, según yo en la silla del restaurante del tren, pero un pisotón de Benjamín Domínguez Olmos, subdirector de Punto y Aparte a quien yo quiero y respeto, me hizo recordar que estaba en la presentación del libro “Pasajeros con destino” de escritores y otros viajeros de Luis Gastelum, ya ubicado en el auditorio Alberto Beltrán y mirando que Miguel Valera, el moderador, ya había hecho la presentación de los que hablarían del libro y que ya había hablado la doctora Leticia Mora, Agustín Ramos y Antonio Nemi Dib, me dije, ¿pues en donde andaba?, no me había dado cuenta que viajaba en el tren de la imaginación.
A mis amables lectoras y lectores, tan solo les quise mencionar algunos de los personajes que se abordan en ese libro, pero el tren va repleto de escritores y otros viajeros, es un libro ameno y no se los podría describir todo porque son 54 artículos que valen la pena leer, las y los invito a que se suban al tren y que disfruten de esos sabrosos artículos que Luis Gastelum con mucho cuidado nos los da para que alimentemos el alma, hoy que tantos problemas hay en el mundo, será para usted un remanso, una delicia viajar con esos personajes. Vale la pena ser un Pasajero con destino.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, no tan bien, la entiendo, yo también no duermo bien, porque con eso de que don Gonzalo Morgado dice que Pensiones del Estado no está en la banca, si le creo, porque debe ser mucha marmaja que van a sacar con la venta del área verde de la Estancia Garnica, pobre Xalapa, de una manera o de otra nos van a quitar las aéreas verdes, ojalá y tío Gonza, el diputado Levet, la maestra Acela, Ricardo Diz y demás hierbas, no lleguen a necesitar de la Estancia Garnica, porque pareciera que ellos van a ser los sepultureros del IPE… Cualquier comentario sobre este viajero texto, favor de enviarlo a valdesnoe@hotmail.com
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