Señor Gobernador, aquí tiene un pendiente, por Noé Valdés
Para celebrar que ya se había terminado de hacer la recarga a uno de los reactores de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde y que no habían tenido ningún contratiempo, un grupo de empleados que participaron, decidieron hacer una comida en el pueblo de Tinajitas el pasado 23 de marzo.
El convivio era para unos sesenta invitados, aunque por razones personales ya que algunos de ellos mejor decidieron pasarla con su familia, tan solo asistieron como veinte a dicho agasajo. Los que llegaron temprano al lugar de la cita esperaron lo más posible y le echaron la culpa al cambio de horario de primavera y verano la inasistencia, el caso es que la comida inició rallando las seis de la tarde.
Todo estaba dispuesto para que los comensales la pasaran bien; las carnitas, los cueritos de medio freír, los tamales de barbacoa de res y no podía faltar en esa zona calurosa las tan deseadas chelas bien frías y un buen licor.
En esa comida como parte del grupo que participó en la recarga del reactor, asistieron Grecia Díaz, Dalia Narváez, Martín Mendoza, Raúl Alfonso Ortega, Jorge Morán y Carlos Álvarez Ayala. Todos disfrutaron de la comida y sólo Martín y Raúl se tomaron unas dos copas cada quien y media cerveza Grecia.
En todo el agasajo reinó la camaradería; se platicaron anécdotas del trabajo que dos días antes habían concluido y sobre todo la experiencia que habían recibido al realizar la recarga al reactor de la nucleoeléctrica, sin que nadie hubiera tenido un accidente, por tan delicada encomienda.
Cómo es la ironía de la vida, estar en una chamba donde se juegan el todo por el todo al hacer ese tipo de trabajo y lo peor es que no se sabe en dónde la suerte nos va a jugar una mala pasada. Se sale de la casa con la esperanza de que se volverá al hogar sin ningún problema y la realidad es que no se sabe si vas o no a regresar.
Pasadas las diez de la noche, este grupo de personas antes mencionadas decidieron terminar para ellos la fiesta y se retiraron en una camioneta Liberty. Se incorporaron a la carretera federal rumbo al puerto de Veracruz y todo parecía normal; al volante del vehículo en manos de Carlos Álvarez quien en el convivio no había tomado una sola gota de alcohol era una garantía de que nada malo les podría pasar en el tramo carretero federal; de copiloto llevaba a Jorge Mendoza, quien por razones de una “manda” ya que su madre tiene una enfermedad terminal, decidió desde hace un buen tiempo hacer una promesa de no tomar una gota de licor con la esperanza de que su madre se alivie.
La Liberty avanzaba al buen paso de unos 95 kilómetros por hora, en algunos tramos rectos cuando más a 110, ya que la carretera en esa zona tiene doble carril en ambos sentidos. Pasaron por La Mancha, San Isidro y cuando estaban a punto de llegar al puente de Zempoala, rebasaron a un autobús, con tan mala suerte que adelante del autobús rodaba lento un camión cargado de caña y era tanta la carga que llevaba, tanto hacia arriba como para la parte de atrás y no dejaba ver las luces traseras.
Se piensa que el conductor trató de esquivar el lento camión, pero con la esquina izquierda de la camioneta mirándola de frente, en la parte izquierda del camión, le dio alcance sucediendo el encontronazo y discúlpenme amables lectoras y lectores que lo tenga que escribir así crudamente, con el alcance se introdujeron las cañas hacia la camioneta incrustándosele una en el ojo a Jorge pereciendo instantáneamente.
Del impulso y el golpe, la camioneta saltó sobre el camellón central y vino la volcadura; fueron tantas las vueltas que en una de ellas Dalia se salió del vehículo y éste le cayó en la cara. En ese fatal accidente murió Carlos el conductor, Jorge el copiloto y Martín y Dalia quienes viajaban en el asiento trasero, quedando heridos Grecia quien desde la noche del viernes quedó inconsciente y hasta el martes pudo recuperar la conciencia, Raúl, quien fue el más afortunado pero al que también le tuvieron que suturar las heridas en la cabeza que se produjo al dar vueltas la camioneta.
Algunos colegas que acudieron al lugar del accidente comentaron al día siguiente en las crónicas policíacas de los diversos medios de comunicación del puerto y de ésta capital, que el accidente se había producido por el exceso de velocidad y de alcohol; en realidad las causas del percance fueron producto de la irresponsabilidad del conductor de un camión que transporta caña y al que las autoridades de Transito Federal y del Estado no les deberían de autorizar que circulen por las noches, ya que la carga que llevan no permite ver las luces traseras; ese fue el motivo del motivo del accidente.
Los conductores de esos camiones son los responsables de que en cada zafra las carreteras aledañas a los ingenios se tiñan de rojo.
Y no es privativo de la zona de Zempoala que es por donde transitan los camiones cargados de caña, rumbo al ingenio El Modelo y La Gloria, ocurran estos accidentes también en la zona del Higo, en Omealca en Tezonapa, en Tierra Blanca, Cosamaloapan Lerdo y la zona de Juan Díaz Covarrubias, todos los camiones transitan con su carga hasta el tope, y es que las alzadoras mecánicas colocan los tercios de caña de tal manera que tapan la visibilidad de su luces de señalamiento de estos carros y los criminales conductores con sus adefesios no toman las debidas precauciones.
Y ya no digo dónde está Protección Civil, porque luego se enojan. Acaso esto que les escribo creen que lo estoy inventando; ojala se den una vueltecita de día o nocturna y vean lo que está sucediendo, no deseamos que mueran más personas, son vidas que se pierden por la irresponsabilidad de los que tienen que inspeccionar esas carreteras.
Es muy fácil hablar de los accidentes atrás de un escritorio, los peritos dar un veredicto sin que se presenten el lugar de los hechos, (de oídas) Las autoridades del ramo deben hacer algo para que estos accidente ya no se susciten, es urgente que se haga algo de inmediato, si no es Protección Civil debe haber una autoridad la que ponga un hasta aquí, ya no dejen que esos irresponsables conductores sigan matando gente.
Es muy fácil echarle la culpa al conductor al decir que iba manejando en estado de ebriedad, pero de este caso y si no me lo creen, ahí está el peritaje de Tránsito Federal y sobre todo, la del medico legista donde se da fe de que el conductor no había ingerido una sola gota del licor.
La autoridad que sea, del poder que sea, tiene que evitar que se sigan perdiendo vidas. ¿Sería tan difícil pedirles a las autoridades que cumplan con su trabajo y que les exija a esos conductores irresponsables que manejen con precaución y sobre todo que dejen libres las luces para que se vean? o de plano no les permitan circular en esas carreteras después de que se puso el sol.
Vamos a esperar pacientemente a ver quién es la autoridad que nos contesta y nos diga que ya no se permitirá que se excedan las cargas en esos camiones, y si Protección Civil no es su responsabilidad, por lo menos ellos deben saber a quién corresponde y que sugieran que metan en cintura a estos conductores de camiones cargados de caña de la cual hacen el azúcar pero que dejan en la s carreteras un sabor amargo a muchas familias cuando perece un ser querido en las partes traseras de esos camiones.
Esta súplica también es para el Señor Gobernador, quien conoce perfectamente estos problemas. Cualquier comentario sobre este amargo texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com
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