Cuando no había guaruras, por Noé Valdés
Las giras de don Rafael Murillo Vidal en los 70s se caracterizaban por ser tranquilas, no había tanta prensa, ni tampoco muchos guaruras como los que hoy en día sólo obstaculizan la labor de los reporteros; en aquellos actos se tení¬an todas las facilidades, se movilizaba uno por donde se querí¬a, se podí¬an tomar fotos de arriba de abajo y de los ángulos que se quisiera sin que te estuvieran fregando que no se acercara uno al que mandaba en Veracruz en aquellos tiempos.
Y lo recuerdo muy bien porque cuando me comisionaron con Doña Virginia Cordero de Murillo, los “ibm”, los que protegí¬an, fotografiaban y la hací¬an de guaruras, eran el chofer José Palermo y un servidor, que por cierto no portábamos ni un alfiler para defender a la primera dama, solo cargábamos una conciencia tranquila y que donde quiera que se paraba doña Virginia todo mundo festejaba que estuviera ahí¬ y la misma gente que visitaba la cuidaba.
Fue a partir de 1975 cuando se redobló la vigilancia, había más ayudantes, más guaruras, se movilizaban las columnas volantes de la región y aún con todo eso la labor de los reporteros la hací¬an sin que nadie los molestara, realizaban su trabajo con toda tranquilidad.
Recuerdo que en una ocasión volamos en helicóptero desde El Lencero hasta Zontecomatlan, en una gira por la huasteca, cuando llegamos yo creo que todo el pueblo estaba en el improvisado helipuerto, las autoridades municipales, el diputado local y federal estuvieron a recibir a la esposa del mandatario en funciones, doña Teresita Peñafiel.
Ya cuando estábamos en el evento, en un templete que se había hecho para el evento frente al palacio municipal, recuerdo que busqué un buen ángulo, me coloqué desde una parte alta y ahí junto a mi estaba el comandante Manuel Alarcón; después de saludarlo y mirando hacia la gente que presenciaba el evento me comentó:
-Noé ¿ves aquel joven que está allá cerca de la puerta del palacio municipal?
Busqué y de entre la gente descubrí¬ al joven al que se refería el oficial y le contesté:
-Sí ya lo ubiqué, ¿qué le sucede a ese joven?
-Nombre Noé, ese muchacho ya son varias las veces que lo he tenido que llevar al reclusorio de Chicontepec, da más lata que un dolor de panza a media noche. Esas eran las únicas distracciones con la gente del poder de aquel tiempo.
Hablando de otras cosas, esta semana que termina, hemos tenido noches de marzo loco, y lo digo porque hay noches en que hace frío y noches que hace un bochorno que no se aguanta; una de esas tenía tanta sed que fui a la cocina y me preparé un agua con melón y la verdad amables lectoras y lectores no se los recomiendo, sobre todo en la noche porque dicen que esa fruta cae muy pesada.
Les confieso a mis lectores que me acordé perfectamente de las palabras de aquel oficial cuando me comentó del muchacho aquel. Me dio un dolor de panza a media noche que no sabía qué hacer, estuve a punto de llamar al facultativo, si no es porque La Peque, la señora que nos asiste me hizo un remedio casero, si no, yo creo que no amanezco.
Ahí entendí¬ la guerra que da un dolor de panza a media noche, es una desesperación que no se la deseo a nadie, así¬ que si alguien en la noche tiene sed, que tome agua simple o de otra fruta pero la de melón no la recomiendo.
Algo pasa en Santiago Tuxtla.
Será que no se rameó bien este primer viernes de marzo la alcaldesa de Santiago Tuxtla, Jazmí¬n Copete Zapot, porque le está lloviendo sobre mojado, primero lo del hijo Julio César Vázquez quien la semana pasada se fue a embarrar con un automóvil del ayuntamiento en la carretera San Andrés-Catemaco y ahora leo en un memorandum de Gobernantes.com que la Policía Federal de Caminos detuvo a la alcaldesa en la carretera, cerca de la caseta de peaje de Rinconada, cuando viajaba hacia la capital del estado.
La señora presidenta viajaba en un vehículo que no portaba placas ni tarjeta de circulación y no le valió decir que mantiene una cercana amistad con el senador Arturo Herviz ni tampoco le creyeron que era la presidenta municipal de Santiago Tuxtla; ahí¬ sí se encontró con un oficial que no se dejó amedrentar por el influyentismo ni por el fuero del que goza una personaje que ocupa un puesto de elección popular.
Hablemos de los indígenas
Cuando se dijo que el ejército había tomado el caso de violación y asesinato de la señora Ernestina Ascencio Rosario en la sierra de Zongolica, inmediatamente se comentó que a ese hecho se le iba a dar carpetazo y ya se vio que no, que hay justicia para todos, eso se comprobó este martes 12 de marzo cuando se dijo que ya hay un soldado detenido y que otros dos están en calidad de arraigados, el mismo gobernador Fidel Herrera dio la noticia; noticia que fue bien recibida por todos y en especial por los habitantes del municipio Soledad Atzompa.
Para los que suponían que ese seria un caso sin esclarecer se equivocaron, ya se vio que hay toda la intención de que en este gobierno estatal y federal todo se haga conforme a la ley y que ni los más influyentes si cometen algún delito se les dejará que se paseen tranquilamente frente a sus victimas, nada va a quedar impune, sobre todo este hecho que lastimó a los indígenas a los que por mucho tiempo se tuvieron desprotegidos.
Siempre se ha dicho que hay en las cárceles muchos indí¬genas que por no saber hablar el español y no tuvieron un abogado bilingüe o simplemente nadie los defendió están purgando condenas por delitos que no cometieron. Los tiempos cambian y los aires de justicia hacia los indígenas se vislumbran poco a poco. Cualquier comentario sobre este adolorido texto favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com
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