Thursday, January 15, 2009

¿El pueblo de Dios?

Noé Valdés

Ya en otra ocasión comenté mi apreciación de cuando llegué a Jerusalén y me llevaron a conocer el Museo del Holocausto.
Comenté lo que ahí se exhibe y mi evaluación de las atrocidades de los nazis con el pueblo judío en la segunda guerra mundial y, lo que hoy sucede entre el pueblo de Israel y los palestinos, platiqué de cómo son aquellas tierras y, mejor amables lectoras y lectores les cuento nuevamente cuál es mi apreciación de lo que pasa entre estos dos pueblos.
En la primavera de 1994, como a las 17 horas tiempo local, me encontraba en el Aeropuerto Internacional de El Cairo, hacia mis trámites para trasladarme a Israel. El guía que nos acompañó por Egipto nos advirtió que llegáramos a la terminal aérea con tres horas de anticipación, para que nos diera tiempo de hacer todo el papeleo que se tiene que hacer y sobre todo para pasar las aduanas, ya que la única línea que volaba en esos años a Israel era la Tal y nos comunicó que era demasiado escrupulosa en sus revisiones.
En el mostrador donde entregué mi documentación me interrogaron provisionalmente, posteriormente pasé con otro joven y me dijo; ¿usted armó su maleta, no le pidieron que lleve algún regalo a Israel, no dejó su maleta encargada con alguien, siempre estuvo la maleta a su alcance?, después de las preguntas de rigor pensé, de que tamaño debe ser el miedo, el muchacho se marchó y me dejó por un buen rato, pasó más de una hora y cuando regresó me dijo, ¿me ha dicho que lo vieron platicando con ciudadanos egipcios; a lo que le contesté: señor, con la única persona que platiqué fue con el guía porque le aseguro que no se pronunciar ni buenos días en árabe.
Por fin, después de pasar todos los filtros de seguridad, abordé el avión y cuando ya estaba cómodamente sentado en el asiento que me fue asignado, el joven que me había interrogado y que me dio el pase de abordar, pasó junto a mi, enfundado en su uniforme verde, con sus galones de militar y por supuesto no podía faltar, colgada de su hombro su ametralladora. Deduje el por qué esos jóvenes hacen la revisión tan meticulosa, si no hacen bien su chamba, ellos se están jugando el pellejo, porque también viajan en el mismo vuelo.
Llegué al aeropuerto Ben Gurión de Israel y dormí en Tel aviv. Al día siguiente al grupo con el que me incorporaron nos trasladaron a Jerusalén, ahí lo primero que nos mostraron fue el Museo del Holocausto, a la llegada al museo, en los jardines hay varias esculturas cromadas en donde se observan caras horrorizadas donde muestran el dolor que sufrieron los judíos, lo transmiten de tal manera que te quedas con la boca abierta, esa es la bienvenida a los turistas al museo.
Adentro del edificio lo primero que se ve es una gran sala oscura y ahí se pueden observar muchas velitas encendidas, dando la idea que cada una de las luces es el alma de cada uno de los judíos que murieron en la Segunda Guerra Mundial, en los pasillos hay indumentaria de israelitas, hay lentes, dentaduras, ropa toda raída y por los pasillos de vez en cuando se ven niños, señoras o personas ya de la tercera edad, llorando de ver las atrocidades que hicieron los alemanes con sus compatriotas.
Hay fotografías gigantes de Hitler, de militares y de enfermeras que torturaron a los judíos, llama mucho la atención que estos personajes sin un pedazo de humanidad, entre más malos fueron con los judíos, más grande es la fotografía, tal vez para odiarlos más, hay una sala donde proyectan películas dobladas en todos los idiomas, en donde se observan los campos de concentración, las cámaras de gases y los laboratorios donde los alemanes hacían experimentos con ellos.
Más de dos horas se necesitan para que se pueda recorrer el museo, al final se llega a donde está el fuego eterno, en donde el pueblo judío rinde homenaje a las victimas; nuevamente en los jardines del museo, en aquel 94 había unos pinos como de un metro de altura aproximadamente y en el pie de cada uno de estos árboles hay un nombre de alguien que ayudó, curó, escondió o le dio un salvo conducto a sus compatriotas que sufrieron los horrores de la guerra, en Polonia, Italia, Alemania y de esa manera agradecen los favores recibidos.
Total que cuando sales del museo, estas convencido de que los nazis fueron malos, qué malos, unos carniceros, cuando los mantuvieron en cautiverio en aquella fatídica media década de los cuarenta del siglo pasado, el museo tiene varios propósitos, algunos de ellos es recordar a las víctimas, mostrar la monstruosidad de los nazis y honrar a las personas que los ayudaron y convencer a los visitantes que los alemanes fueron unos caníbales con ellos.
Convencido Salí y cuando comencé a caminar por las calles de Jerusalén, tuve la mala suerte de ver como la policía o los militares se enfrentaban con los palestinos, pude observar como de una tanqueta se bajaron varios soldados y dispararon sus armas en contra de un grupo de palestinos que se manifestaban, mas tarde nos dijeron que las balas que tiraban los soldados israelíes eran de goma y que eran solo para dispersar las manifestaciones. Yo dije, si de hule, pero si te da en un ojo te apagan la luz.
Observé de qué manera respondían los palestinos a los soldados, con piedras y con palos y con lo que tuvieran a su alcance, era un enfrentamiento desigual, nadie de los que observábamos aquella escena podía convencernos que las balas no eran inofensivas, vimos la manera tan desigual de aquel enfrentamiento.
Hoy que sabemos que en el medio Oriente se desarrolla una guerra y sabemos por los medios de comunicación que la lucha es desigual, que los israelitas usan aviones con la tecnología más moderna, con tanques artillados con el más moderno armamento, que cada uno de los soldados que está en el frente de batalla, supera uno contra mil la tecnología. En cambio los palestinos responden a los ataques con lo que esté al alcance de su mano, responden con cohetes hechizos, construidos a mano, provisionalmente.
Es una guerra en donde se enfrenta David contra Goliat, por eso es la diferencia de bajas, cuando los israelitas llevan apenas 10 soldados muertos, los palestinos ya superan los 900 y miles de heridos, al menos eso es lo que dicen, por eso todo el mundo está en protesta en contra de esa carnicería que hay en este momento en Gaza.
Con este modesto texto me uno a esa protesta y exigimos al pueblo de Israel que cese el fuego, que de inmediato dejen que entre la Cruz Roja para que lleve los medicamentos necesarios y levante los muertos y den de esa manera cristiana sepultura a los caídos, no aprendemos, no entendemos y no queremos entender las señales que la naturaleza nos envía, los poderosos se enfrascan con los débiles y no ven como se degrada la tierra y lo peor es que en muchas ocasiones lo hacen usando el nombre de Dios. Que barbaridad han pasado siglos de la existencia del ser humano en la tierra y no hemos aprendido a vivir en armonía con la naturaleza, con Dios, entre hermanos.
Tenemos un mundo globalizado con problemas financieros, por toda la tierra hay desocupados que no encuentran trabajo, en muchos países se están muriendo de hambre, tenemos pandemias como el sida, contaminados los ríos, el aire, el mar, los glaciares se están derritiendo y por si fuera poco, ahora una guerra estéril que no llevará a nada bueno, más que a que crezca el odio de los palestinos en contra de los israelitas, ojalá un día entendamos los mensajes que nos manda nuestra madre la naturaleza y ojalá y que no sea demasiado tarde.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, qué bueno, porque los que no duermen bien son los dueños de camiones que consumen diesel, con la fregadera de que al precio de ese combustible no le dieron para abajo, en el reciente anuncio que hizo el presidente Calderón… Cualquier comentario sobre este desigual texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com

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