Fotocomentadas
En la manera de pedir, está el dar
Noé Valdés
Por el actual enfriamiento de las relaciones diplomáticas entre Francia y México, --ya lo he expresado en otros textos-- siempre hay que echarle un vistazo al pasado, para ver cuál es el terreno que estamos pisando en el presente y ver cómo está el camino hacia dónde vamos, saber si estamos en la senda correcta o si la estamos regando.
La historia nos dice que la primera intervención francesa a nuestro país, fue motivada por algunas quejas de comerciantes franceses avecindados en México, quienes enviaron a su patria, algunos reclamos que fueron recibidos con preocupación en París, uno de esos reclamos era el del señor R. Remontel dueño de un restaurante de Tacubaya, quien acusaba a unos oficiales al servicio del presidente Santa Anna, haberse comido unos pasteles –por cierto rancios, según la versión de uno de los oficiales—y por eso no los pagaron. El angelito exigía una indemnización de sesenta mil pesos.
Ve usted amable lectora y lector, cual fue la razón para que México, en 1838, tuviera que librar la famosa Guerra de Los Pasteles con Francia.
La segunda intervención francesa en México fue en 1861, cuando el Presidente Juárez, decidió suspender los pagos de la deuda externa, les dijo que le hicieran como quisieran pero para ellos no había un solo peso mexicano. De inmediato los franceses, se aliaron con los ingleses y españoles y como viles montoneros, vinieron a México a exigir el pago. Los ingleses y los españoles, viendo que la cosa iba en serio, se regresaron a casa, solo se quedaron los soldados franceses a esperar, sentaditos en sus sillas, a que nuestro patriota Presidente Juárez, les pagara.
A finales del mes de abril de 1863. Del Puerto de Veracruz, al mando del Coronel Pierre Joseph Jeanningros, salió un convoy con 64 carretas, protegidas por la 3ª compañía, su objetivo era llevar víveres, materiales de guerra y tres millones en oro para pagar a las tropas sitiadoras de Puebla. Después de un día de camino, el convoy descansó en el poblado que hoy tiene por nombre Manlio Fabio Altamirano.
En ese entonces los soldados no sabían cómo se llamaba esa población y como algunos militares, --tragones--, comieron guayas, una fruta de esa región y, les hizo un daño que les causó una disentería o como decimos nosotros, una diarrea chifladora, acompañada de fuertes cólicos. Fue tan jodido el malestar que les causó la fruta a nuestros ilustres visitantes, que decidieron ponerle por nombre a la población “Purga” y así se llamó hasta 1937.
El 30 de abril de 1863, llega el ejército francés a la población que hoy se llama Camarón de Tejeda, ahí se libró la batalla de Camarón, de malos recuerdos para la legión francesa, pero al mismo tiempo de reconocimiento hacia el pueblo, porque los habitantes, solidarios como siempre, --aunque el señor Nicolas Sarkosy no lo vea de esa manera—hizo su mejor esfuerzo
Cuando el enemigo o sea los soldados franceses fueron derrotados por el ejército mexicano, el pueblo de Camarón recogió a los muertos y les dio cristiana sepultura, a los heridos los curó, les dio cobijo y comida y cuando estuvieron en condiciones de caminar los entregó al enemigo. Por eso la legión francesa, cada año le rinde homenaje a sus soldados caídos y al pueblo de Camarón, un reconocimiento del ejército francés. ¡No todo es malo en México señor Sarkosy!
El 5 de mayo de 1863, en la sitiada ciudad de Puebla, el ejército que mandaba el General Zaragoza y la definitiva valentía de los indios de Zacapoaxtla, las armas nacionales se cubrieron de gloria, derrotando al poderoso ejército francés.
Con bajas y con heridos continuaron hacia la ciudad de México, provocando que el Gobierno mexicano tuviera que emigrar y peregrinar por la República. Para acabarla de joder, algunos mexicanos --mal nacidos--, que vivían en Europa, lograban que nos mandaran las joyitas, Maximiliano de Habsburgo y a mamá Carlota para que gobernaran el nuevo imperio, de 1864 a 1867.
El 19 de junio de 1867 el Presidente Juárez, aun con la presión de muchos mexicanos que estaban de acuerdo y añoraban la monarquía, le solicitaban que no fusilara a Maximiliano, sin embargo Juárez, se mantuvo firme en su decisión y en Querétaro, en el Cerro de las Campanas ordena su fusilamiento, terminando de esa manera la intervención francesas. Desde entonces las relaciones diplomáticas México-Francia, se han mantenido más o menos estables.
Lo que también debemos enlistar porque forma parte de historia, aunque sea de fecha más reciente, lo que sucedió en el futbol en la copa del mundo en África. La selección mexicana derrotó a la escuadra gala, con un marcador de dos goles para México y cero para Francia, para que de esa manera la selección mexicana asegurara octavos de finales, mientras que a Francia prácticamente la dejó fuera de la copa. Por lo que se ve, los mexicanos para los franceses siempre ha sido un hueso difícil de roer y no lo dice el que escribe, lo dice la historia. En fin, la amistad, con altas y con bajas hay la llevamos, porque creemos que las relaciones diplomáticas son dos pueblos civilizados.
Y miren amables lectoras y lectores por dónde nos vino a saltar la liebre, ¡porque se volvieron a enfriar las relaciones de México con Francia!, por la solicitud de extradición de Florence Cassez, una mujer que está cumpliendo una condena en la cárcel, por haber lastimado a la sociedad mexicana.
El señor Nicolas Sarkozy se le vio por la TV irritado, tan disgustado que pareciera que quiere ir a protestar al Arco de la Defensa, tan solo porque México no lo complace, quiere a toda costa llevarse a Florence para que “cumpla” la sentencia en su país, Lo que no sabe el señor Sarkozy que los mexicanos siempre dicen, “en la manera de pedir, está el dar”, d'acord Monsieur President.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, que bueno y, ¿Cómo le hace?, ¡fácil!, con seis mil pesos me alcanza para pagar la hipoteca de mi casa, la letra de mi coche que compré en abonos, la colegiatura de mis hijos en una escuela privada y para que le de envidia señor reportero, me alcanza para surtir mi despensa e ir al cine los domingos, ¿con toda su familia?, ¡no!, al cine voy sola porque solo voy a ver qué películas presentan, ¡Qué envidia!...Cualquier comentario sobre este internacional texto, favor de enviarlo a valdesnoe@hotmail.com
En la manera de pedir, está el dar
Noé Valdés
Por el actual enfriamiento de las relaciones diplomáticas entre Francia y México, --ya lo he expresado en otros textos-- siempre hay que echarle un vistazo al pasado, para ver cuál es el terreno que estamos pisando en el presente y ver cómo está el camino hacia dónde vamos, saber si estamos en la senda correcta o si la estamos regando.
La historia nos dice que la primera intervención francesa a nuestro país, fue motivada por algunas quejas de comerciantes franceses avecindados en México, quienes enviaron a su patria, algunos reclamos que fueron recibidos con preocupación en París, uno de esos reclamos era el del señor R. Remontel dueño de un restaurante de Tacubaya, quien acusaba a unos oficiales al servicio del presidente Santa Anna, haberse comido unos pasteles –por cierto rancios, según la versión de uno de los oficiales—y por eso no los pagaron. El angelito exigía una indemnización de sesenta mil pesos.
Ve usted amable lectora y lector, cual fue la razón para que México, en 1838, tuviera que librar la famosa Guerra de Los Pasteles con Francia.
La segunda intervención francesa en México fue en 1861, cuando el Presidente Juárez, decidió suspender los pagos de la deuda externa, les dijo que le hicieran como quisieran pero para ellos no había un solo peso mexicano. De inmediato los franceses, se aliaron con los ingleses y españoles y como viles montoneros, vinieron a México a exigir el pago. Los ingleses y los españoles, viendo que la cosa iba en serio, se regresaron a casa, solo se quedaron los soldados franceses a esperar, sentaditos en sus sillas, a que nuestro patriota Presidente Juárez, les pagara.
A finales del mes de abril de 1863. Del Puerto de Veracruz, al mando del Coronel Pierre Joseph Jeanningros, salió un convoy con 64 carretas, protegidas por la 3ª compañía, su objetivo era llevar víveres, materiales de guerra y tres millones en oro para pagar a las tropas sitiadoras de Puebla. Después de un día de camino, el convoy descansó en el poblado que hoy tiene por nombre Manlio Fabio Altamirano.
En ese entonces los soldados no sabían cómo se llamaba esa población y como algunos militares, --tragones--, comieron guayas, una fruta de esa región y, les hizo un daño que les causó una disentería o como decimos nosotros, una diarrea chifladora, acompañada de fuertes cólicos. Fue tan jodido el malestar que les causó la fruta a nuestros ilustres visitantes, que decidieron ponerle por nombre a la población “Purga” y así se llamó hasta 1937.
El 30 de abril de 1863, llega el ejército francés a la población que hoy se llama Camarón de Tejeda, ahí se libró la batalla de Camarón, de malos recuerdos para la legión francesa, pero al mismo tiempo de reconocimiento hacia el pueblo, porque los habitantes, solidarios como siempre, --aunque el señor Nicolas Sarkosy no lo vea de esa manera—hizo su mejor esfuerzo
Cuando el enemigo o sea los soldados franceses fueron derrotados por el ejército mexicano, el pueblo de Camarón recogió a los muertos y les dio cristiana sepultura, a los heridos los curó, les dio cobijo y comida y cuando estuvieron en condiciones de caminar los entregó al enemigo. Por eso la legión francesa, cada año le rinde homenaje a sus soldados caídos y al pueblo de Camarón, un reconocimiento del ejército francés. ¡No todo es malo en México señor Sarkosy!
El 5 de mayo de 1863, en la sitiada ciudad de Puebla, el ejército que mandaba el General Zaragoza y la definitiva valentía de los indios de Zacapoaxtla, las armas nacionales se cubrieron de gloria, derrotando al poderoso ejército francés.
Con bajas y con heridos continuaron hacia la ciudad de México, provocando que el Gobierno mexicano tuviera que emigrar y peregrinar por la República. Para acabarla de joder, algunos mexicanos --mal nacidos--, que vivían en Europa, lograban que nos mandaran las joyitas, Maximiliano de Habsburgo y a mamá Carlota para que gobernaran el nuevo imperio, de 1864 a 1867.
El 19 de junio de 1867 el Presidente Juárez, aun con la presión de muchos mexicanos que estaban de acuerdo y añoraban la monarquía, le solicitaban que no fusilara a Maximiliano, sin embargo Juárez, se mantuvo firme en su decisión y en Querétaro, en el Cerro de las Campanas ordena su fusilamiento, terminando de esa manera la intervención francesas. Desde entonces las relaciones diplomáticas México-Francia, se han mantenido más o menos estables.
Lo que también debemos enlistar porque forma parte de historia, aunque sea de fecha más reciente, lo que sucedió en el futbol en la copa del mundo en África. La selección mexicana derrotó a la escuadra gala, con un marcador de dos goles para México y cero para Francia, para que de esa manera la selección mexicana asegurara octavos de finales, mientras que a Francia prácticamente la dejó fuera de la copa. Por lo que se ve, los mexicanos para los franceses siempre ha sido un hueso difícil de roer y no lo dice el que escribe, lo dice la historia. En fin, la amistad, con altas y con bajas hay la llevamos, porque creemos que las relaciones diplomáticas son dos pueblos civilizados.
Y miren amables lectoras y lectores por dónde nos vino a saltar la liebre, ¡porque se volvieron a enfriar las relaciones de México con Francia!, por la solicitud de extradición de Florence Cassez, una mujer que está cumpliendo una condena en la cárcel, por haber lastimado a la sociedad mexicana.
El señor Nicolas Sarkozy se le vio por la TV irritado, tan disgustado que pareciera que quiere ir a protestar al Arco de la Defensa, tan solo porque México no lo complace, quiere a toda costa llevarse a Florence para que “cumpla” la sentencia en su país, Lo que no sabe el señor Sarkozy que los mexicanos siempre dicen, “en la manera de pedir, está el dar”, d'acord Monsieur President.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, que bueno y, ¿Cómo le hace?, ¡fácil!, con seis mil pesos me alcanza para pagar la hipoteca de mi casa, la letra de mi coche que compré en abonos, la colegiatura de mis hijos en una escuela privada y para que le de envidia señor reportero, me alcanza para surtir mi despensa e ir al cine los domingos, ¿con toda su familia?, ¡no!, al cine voy sola porque solo voy a ver qué películas presentan, ¡Qué envidia!...Cualquier comentario sobre este internacional texto, favor de enviarlo a valdesnoe@hotmail.com
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