Monday, April 14, 2008

Dios perdona, el tiempo no
Noé Valdés
Me inicié como fotógrafo al final de la década de los 60 del siglo pasado. En esto de los oficios que nos permiten subsistir en la vida siempre hay que luchar y sudar la camiseta para poder llevar la chuleta a la casa: subir, bajar, desvelarse, viajar, correr si es necesario. En fin, todo el tiempo se tiene que luchar por el sustento diario.
Cuando hice mis primeros pininos con la cámara, como en todas partes, como en todo lugar, hay que empujar para ganarse un lugar y en esos empujones se lleva uno de corbata lo que te encuentras: amigos, conocidos, compañeros, colegas que también andan en lo mismo. Claro, cuando se es joven se cuenta con la ventaja que da la fuerza de la adolescencia. La juventud te da grandes ilusiones, porque se tiene todo el tiempo del mundo.
Así como yo, en los albores de los 70 empujé, los jóvenes de hoy me están empujando.
En lo particular no he sentido los empellones de los jóvenes que hoy están entrando en este mundo de la reporteada gráfica, al contrario he sentido su solidaridad y me da gusto convivir con los muchachos que hoy se están adentrando en el mundo de la fotografía. Por eso éste sábado de la semana que terminó asistí a la inauguración de una exposición fotográfica en el “Café Moro” de la ciudad mágica de Coatepec.
Fue una exposición colectiva de Arissa Huerta, Frida Barradas, Alan Utrera, Héctor Ochoa y Juan Martínez, quienes presentan imágenes tomadas de noche en el puerto de Veracruz, el esplendor del Pico de Orizaba, las artesanías que se utilizan en las festividades de Todos Santos y algunas fotografías de danza folclórica. Por ahí tuve la oportunidad de saludar a mi amigo el artista plástico Pepe Maya, quien inauguró la exposición. Enhorabuena para los nuevos artistas de la cámara, cuyo futuro es prometedor.
La generación 54–58 celebró sus primeros 50 años.
Y ya que estamos hablando del tiempo, también éste viernes pasado los chamacones de la generación 54-58 celebraron sus primeros 50 años de haber salido de la Facultad de Derecho y para que quede una pequeña huella de su paso por esa catedral del Derecho, develaron una placa donde se lee: “En el aniversario de la primera generación egresada de este recinto académico, 1954–1958”.
A la licenciada Emma Rodríguez Cañada le correspondió dar el discurso a nombre todos los compañeros. Dijo: “Jalapa tiene una Facultad de Derecho que es ejemplo en muchos de los espacios de enseñanza superior de América Latina. Fuimos una generación que se dedicaba a estudiar en una ciudad en medio de la bruma, con un santo olor a panadería, como lo expresó López Velarde al inicio del siglo XX. Hoy, a 50 años de diferencia, todavía recuerdo los aromas de las calles, las flores en los arriates y la inmensa nostalgia de lo que sólo existe en el recuerdo de cada miembro de la generación que hoy nos reunimos para evocarla como fuente de nuestra vida plena”.
Los abogados que se reunieron en la Facultad de Derecho, después del saludo obligatorio y de intercambiar algunas palabras, se dirigieron al Aula Magna por donde cada uno de ellos alguna vez tuvieron que sudar la gota gorda en su examen profesional y que en esta ocasión sólo fue para tomarse la fotografía del recuerdo para luego dirigirse al restaurante donde compartieron el pan y la sal.
Para la muchachada de la Generación 54-58 fue una tarde de recuerdos, de alegría y de nostalgia. En la charla de sobremesa se recordaron a los compañeros que ya partieron al viaje sin retorno, a los maestros que con su enseñanza iluminaron el camino que han recorrido y uno que otro recuerdo de juventud. Felicidades para todos quienes el pasado sábado llegaron a tan ansiada fecha.
Pudimos ser testigos de la asistencia de Miguel Nava Oyarzabal, Ignacio González Rebolledo, Carlos Juan Islas, Emma Rodríguez Cañada, Orlando Nava Ruiz, Margarita Espinoza, quien fue la que develó la placa conmemorativa, Vicente López Estrada, Dionisio Pérez Jácome, José Cazaza Blanco, Armando Sastré, Juan Álvarez, Fernando Pérez, Gerardo Medina, Héctor Servin, entre otros abogados.
Fue un sábado en donde el reportero se codeó con más de 1500 años. Eso sí, bien cargados de experiencia, en donde Nacho González hizo la promesa de que cuando cumpla 75 años la generación, el evento será un poco más sencillo.
Se cierra una página para los xiqueños.
También este sábado Carlos Suárez o “El Chemy”, como todos lo conocíamos, famoso manager de “Los Brujos de Xico” —aquel equipo de béisbol del que se hablaba mucho en los años 60—, emprendió el viaje sin retorno.
Carlos dirigió el equipo por varias temporadas y lo llevó a la cúspide muchas veces. Cómo no recordar a este personaje si en muchas ocasiones lo pude observar, especialmente cuando se enfrentaban con el equipo de San Bruno o contra Los chileros de Jalapa, reclamando al umpire por alguna jugada mal cantada. A quienes nos gusta el juego de la pelota caliente sentimos su partida. Descanse en paz.
¿Duerme bien?
¿Cómo durmió usted amable lectora o lector? ¿Bien? Qué bueno, porque los habitantes de la unidad Sipeh Ánimas y también de Las Ánimas, primera sección, están preocupados ya que de la noche a la mañana aparecieron grafitis que a claras luces se ve que son mensajes cifrados. Se lo paso y sin costo a mi general Orozco…Cualquier comentario sobre este añejo texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com

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