Hoy a cambiado mi vida, Dahayana
Noé Valdés
Cada día que pasa la medicina avanza a pasos agigantados. A menudo vemos en la televisión, en reportajes de la prensa escrita, por internet o por radio sabemos de descubrimientos científicos vinculados a la medicina y nos enteramos que hay nuevas oportunidades para alargar la vida, de medicamentos que sirven para que el cuerpo humano se oxide menos, nuevas esperanzas de que el cáncer sea curable y de otras pandemias que en los últimos años han acosado a la humanidad.
Las personas que sufren de alguna enfermedad crónica saben que en los grandes laboratorios de medicina del mundo los científicos están trabajando para encontrar una cura para esas personas que muchas veces ya han perdido la esperanza de que algún día desaparezca su mal.
Eso es para las personas que aún tienen la esperanza de que con el tiempo aparezca la medicina que los ayude a sanar su enfermedad, pero para otras personas que también saben que su deficiencia física no tiene una solución definitiva y que tan sólo se obtienen algunos medios para vivir mejor; he aquí un testimonio.
Dahayana Rodríguez Puente es nativa de Villahermosa, Tabasco y radica en Coatepec. Dice que nació de 6 meses. No llegó a ser ni sietemesína, por lo tanto los médicos que atendieron su alumbramiento se vieron en la necesidad de mantenerla en una incubadora hasta que crecieran todos sus órganos y ese fue su problema porque la misma incubadora le quemó el ojo derecho y en el izquierdo una catarata ocasionó que actualmente sólo vea un 14%, y sólo distinga algunos colores y cuerpos difusos.
Hasta hace unos meses caminaba en la calle ayudada con un bastón y con las personas que le brindaban apoyo cuando tenía que cruzar las calles, que afortunadamente son muchas. Dahayana es una chica, a pesar de su problema, muy optimista, de charla agradable y cuando se platica con ella se percibe que siente y lo transmite, que vive su vida con alegría.
Afortunadamente para estas personas de capacidades diferentes, en Rochester, Michigan, EU, existe una escuela de perros-guía, en donde les enseñan a conducir a personas que llegaron a este mundo con una discapacidad, que caminan en la oscuridad. Claro, adquirir un perro-guía en esa escuela cuesta 38 mil dólares, pero ésta escuela cada año regala un de estos maravillosos perros a diversos países.
En México y especialmente aquí en el estado, por gestiones del que manda en Veracruz y a través del DIF que dirige doña Rosa Borunda de Herrera, fueron cuatro los canes que dio esa escuela este año y que vinieron a hacerle la vida un poco más fácil a cuatro personas que sufren este problema.
—Hoy ha cambiado mi vida. Si en un principio me apoyaba con un bastón a partir de ahora mis ojos son los de mi perro, los de mi compañero. Cuando me subo a un autobús me lleva hasta el asiento que está disponible y se echa bajo mis piernas. Si llego a un restaurante me conduce hasta donde hay una mesa disponible y si voy a cruzar la calle me jala hasta que ve que no hay peligro de que me atropelle un vehículo.
Si en casa tengo que alejarme de el, por ejemplo cuando voy al baño, si me tardo ahí, el perro empieza a arañar la puerta porque piensa que algo me pueda pasar o que esté en peligro. Es más que un compañero, sólo le falta hablar pero con su trabajo siento que es parte de mí.
Ahora le tengo que confesar y con mucha tristeza que aún falta mucha cultura de esta naturaleza en la ciudad. Los taxistas se niegan a llevarnos, algunos conductores de los autobuses no nos quieren levantar y en algunos restaurantes nos permiten la entrada pero nos colocan en los lugares más alejados, en donde los demás comensales no vean el perro. No entienden que éste animalito está preparado —en ocasiones— hasta mejor que nosotros los humanos.
En la ciudad y especialmente los edificios no están preparados para personas de capacidades diferentes, no tienen rampas, no hay elevadores, en las calles hay muchos obstáculos, como son las casetas telefónicas, cables que penden de los postes, muchos señalamientos que están a mitad de las banquetas. Es necesario que se haga una revisión para que mejore la calidad de vida de todos los ciudadanos, porque hay que tener en cuenta que si los que tienen su facultades de ver bien chocan con esos obstáculos, imagínese usted nosotros.
Fue una buena charla la que tuve con Dahayana, fue una lección para un servidor platicar con una mujer que camina con la oscuridad permanente en su ser y ver a una chica que tiene todo el deseo de vivir, todo lo contrario de muchos que tienen todo su cuerpo completo y siendo tan jóvenes ya no quieren vivir y quieren tirar la toalla.
Yo por eso nunca me cansaré de decirle a mi Dios, como dice la canción: “gracias que me has dado tanto, me distes dos luceros que cuando los abro perfecto distingo el negro y el blanco”
¿Duerme usted bien?
Amables lectoras y lectores ¿duermen bien? Los que no duermen bien son los diputados y senadores que tienen tomadas las dos cámaras en el DF pero los que duermen menos son los legisladores que no pueden sesionar… Cualquier comentario sobre éste oscuro texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com
Las personas que sufren de alguna enfermedad crónica saben que en los grandes laboratorios de medicina del mundo los científicos están trabajando para encontrar una cura para esas personas que muchas veces ya han perdido la esperanza de que algún día desaparezca su mal.
Eso es para las personas que aún tienen la esperanza de que con el tiempo aparezca la medicina que los ayude a sanar su enfermedad, pero para otras personas que también saben que su deficiencia física no tiene una solución definitiva y que tan sólo se obtienen algunos medios para vivir mejor; he aquí un testimonio.
Dahayana Rodríguez Puente es nativa de Villahermosa, Tabasco y radica en Coatepec. Dice que nació de 6 meses. No llegó a ser ni sietemesína, por lo tanto los médicos que atendieron su alumbramiento se vieron en la necesidad de mantenerla en una incubadora hasta que crecieran todos sus órganos y ese fue su problema porque la misma incubadora le quemó el ojo derecho y en el izquierdo una catarata ocasionó que actualmente sólo vea un 14%, y sólo distinga algunos colores y cuerpos difusos.
Hasta hace unos meses caminaba en la calle ayudada con un bastón y con las personas que le brindaban apoyo cuando tenía que cruzar las calles, que afortunadamente son muchas. Dahayana es una chica, a pesar de su problema, muy optimista, de charla agradable y cuando se platica con ella se percibe que siente y lo transmite, que vive su vida con alegría.
Afortunadamente para estas personas de capacidades diferentes, en Rochester, Michigan, EU, existe una escuela de perros-guía, en donde les enseñan a conducir a personas que llegaron a este mundo con una discapacidad, que caminan en la oscuridad. Claro, adquirir un perro-guía en esa escuela cuesta 38 mil dólares, pero ésta escuela cada año regala un de estos maravillosos perros a diversos países.
En México y especialmente aquí en el estado, por gestiones del que manda en Veracruz y a través del DIF que dirige doña Rosa Borunda de Herrera, fueron cuatro los canes que dio esa escuela este año y que vinieron a hacerle la vida un poco más fácil a cuatro personas que sufren este problema.
—Hoy ha cambiado mi vida. Si en un principio me apoyaba con un bastón a partir de ahora mis ojos son los de mi perro, los de mi compañero. Cuando me subo a un autobús me lleva hasta el asiento que está disponible y se echa bajo mis piernas. Si llego a un restaurante me conduce hasta donde hay una mesa disponible y si voy a cruzar la calle me jala hasta que ve que no hay peligro de que me atropelle un vehículo.
Si en casa tengo que alejarme de el, por ejemplo cuando voy al baño, si me tardo ahí, el perro empieza a arañar la puerta porque piensa que algo me pueda pasar o que esté en peligro. Es más que un compañero, sólo le falta hablar pero con su trabajo siento que es parte de mí.
Ahora le tengo que confesar y con mucha tristeza que aún falta mucha cultura de esta naturaleza en la ciudad. Los taxistas se niegan a llevarnos, algunos conductores de los autobuses no nos quieren levantar y en algunos restaurantes nos permiten la entrada pero nos colocan en los lugares más alejados, en donde los demás comensales no vean el perro. No entienden que éste animalito está preparado —en ocasiones— hasta mejor que nosotros los humanos.
En la ciudad y especialmente los edificios no están preparados para personas de capacidades diferentes, no tienen rampas, no hay elevadores, en las calles hay muchos obstáculos, como son las casetas telefónicas, cables que penden de los postes, muchos señalamientos que están a mitad de las banquetas. Es necesario que se haga una revisión para que mejore la calidad de vida de todos los ciudadanos, porque hay que tener en cuenta que si los que tienen su facultades de ver bien chocan con esos obstáculos, imagínese usted nosotros.
Fue una buena charla la que tuve con Dahayana, fue una lección para un servidor platicar con una mujer que camina con la oscuridad permanente en su ser y ver a una chica que tiene todo el deseo de vivir, todo lo contrario de muchos que tienen todo su cuerpo completo y siendo tan jóvenes ya no quieren vivir y quieren tirar la toalla.
Yo por eso nunca me cansaré de decirle a mi Dios, como dice la canción: “gracias que me has dado tanto, me distes dos luceros que cuando los abro perfecto distingo el negro y el blanco”
¿Duerme usted bien?
Amables lectoras y lectores ¿duermen bien? Los que no duermen bien son los diputados y senadores que tienen tomadas las dos cámaras en el DF pero los que duermen menos son los legisladores que no pueden sesionar… Cualquier comentario sobre éste oscuro texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com
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