Ante la crisis financiera mundial, echar
imaginación o volver a los viejos tiempos

Noé Valdés

San Sebastián, una de las grandes ciudades en el norte de España, en el mar Cantábrico, en la costa del Golfo de Vizcaya, es vecina de la ciudad de Hendaya y las dos hacen frontera entre Francia y España, con la fortuna que la naturaleza les dotó un hermoso paisaje.
San Sebastián, con una playa - La Concha- bella por el costado que se quiera ver, es un destino turístico en donde todo el año se celebran eventos, algunos de talla internacional como el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y que ha dado proyección al exterior, a pesar de sus pequeñas dimensiones miles y miles de turistas de todo el mundo la visitan.
Con todo ese potencial de visitantes que da ocupación a hoteleros, restauranteros, taxistas y todo lo que incumbe a la prestación de servicios al turismo, con todo eso hay desocupados, muchas personas están sin trabajo, la demanda es tal que solo les ha quedado tener que echarle imaginación para poder llevar todos los días el sustento a sus familias, aunque en realidad no es mucha la imaginación, solo están haciendo lo que el tercer mundo ha hecho siempre para ganarse la vida, claro que han tenido que olvidarse de que a ese trabajo no le entró.
Por todo el bulevar que se recorre por la playa La Concha , por la marina y por sus calles más concurridas por los turistas, ahí ya están echándole ganas para palear la crisis económica que se está sufriendo en todo el mundo. La falta de trabajo ha hecho que se pongan las pilas y que de la noche a la mañana inventen de qué manera obtendrán el sustento de la familia y no sería de otra manera que con trabajo, porque la ciudad es segura, se puede caminar por cualquier calle con confianza, hasta hoy.
Y se les ha ocurrido de diferentes formas de hacerse llegar los euros, los hay desde las personas que echan fuego con la boca, malabaristas, mimos vestidos momias, de la estatua de la libertada, hay quienes con instrumentos musicales se apostan en una esquina y brindan al público sus melodías, con guitarras, gaitas, trompetillas, de muchas formas, a cambio de unas monedas.
Se las han tenido que ingeniar, la intención es que lo que hagan sea atractivo al público y de esa manera sean mejor retribuidos.
A pesar de que los habitantes de San Sebastián están acostumbrados a una vida un poco más cómoda, tal vez imitando a sus vecinos, por estar tan solo a 16 kilómetros de Francia, por eso quieren llevar una vida un poco más refinada, las circunstancias hacen que las cosas no sean como habían sido en otros tiempos, ahora hay necesidades y se tienen que ajustar a las condiciones actuales y esperar a que regresen los buenos tiempos ya idos.
Como dice un eslogan por ahí, “Nada es para siempre” y lo sacan de una película en donde el padre que era judío había acostumbrado a sus hijos que se sentaban a la mesa y se iniciaba la comida hasta que el padre estuviera sentado y claro, después de rezar sus oraciones; un día, uno de los chicos no quiso comer la sopa, el padre se quedó hasta el final, esperando que su hijo comiera la sopa y dijo:
“Un chiquillo como tú no va a hacer que rompamos con la tradición que nuestro padre nos enseñó, y voy a esperar aquí hasta que te comas la sopa”.
Pues ahí estuvieron y el vástago nunca quiso comer la sopa; ese hecho, es uno de los argumento de la película “Nada es para siempre”.
Lo mismo sucedió en San Sebastián, en otras ciudades de España y del mundo. Aquí en México lo que a sido para siempre es la pobreza y, es que la mayoría de nuestros gobernantes solo nos han engañado, como cuando nos dijo López Portillo que nos preparáramos para administrar la abundancia, ¿Cuál abundancia?, si quedamos en un país en “Vías de Desarrollo” o sea que no avanzamos, lo que quiere decir que nosotros no tuvimos esa bonanza, pero si nos hicieron creer que la tendríamos.
Ahora, con un mundo globalizado, en donde lo que le afecte a los japoneses nos repercute, lo que les afecte a los brasileños nos repercute, lo que les pase a los norteamericanos nos repercute, o lo que le pase a México le repercute a otros países, ¿ahora qué vamos a hacer?, si teníamos la esperanza de que un día saldríamos de un país en vías de desarrollo; desde el final del 2008 de nuevo nos han matado la esperanza.
¿Con quién nos vamos a resguardar de todos estos tropiezos financieros?, no tenemos para donde caminar, nuestros compatriotas ya no tienen el mismo trato en los EEUU, porque también los gringos tiene sus problemas, con Canadá, la misma cosa, con los españoles ni pensarlo y con el resto del mundo, para que les cuento; pregunto a mis amables lectoras y lectores, ¿quién podría echarnos la mano?, de ahora en adelante tenemos que ser más productivos, tomar como ejemplo a los campesinos, a los indígenas, que preparan y siembran su parcela, por lo menos para el consumo particular.
Creo que ahora tendremos que hacerle como decía mi abuelo “tendremos que rascarnos con nuestras propias uñas” tendremos que hacerle otro agujero al cinturón y apretarlo un poco más, o rezar a la morenita del Tepeyac o al santo que sea de su devoción y echarle más imaginación a la forma de poder llevar el pan de cada día a casa.
Si el primer mundo está padeciendo el problema de no tener liquidez, de no poder pagar la hipoteca, la deuda de las tarjetas de crédito, el crédito del vehículo y eso que es el primer mundo, que están mas o menos organizados, porque allá no es como aquí que un fin de semana una familia se organiza y le cae de sorpresa al hermano o al tío que vive en Coatzacoalcos, con las manos en la cintura le llegan y le dicen, ”fíjate hermano que nos pusimos de acuerdo y decidimos pasar este fin de semana contigo, ¡no! allá no es así, para que una familia visite a otra, por lo menos tiene que advertirle con un mes de anticipación y todavía tiene que esperar la respuesta que sea positiva, de lo contrario se quedarán con las ganas de estar con el familiar aquel fin de semana.
Lo que están haciendo hoy en el primer mundo, nosotros lo hemos hecho desde siempre, los problemas financieros los hemos vivido toda la vida, como lo he dicho en otros textos, soy hijo de la devaluación y la mayoría de los mexicanos que ya rebasamos el medio siglo lo somos, así que no nos sorprende nada de lo que estén haciendo en otras partes del mundo para palear el problema financiero que se vive, aquí es pan de cada día y solo esperamos que todos, pronto resolvamos el problema financiero.
Y como van las cosas, acaso solo volviendo a la costumbre de los viejos tiempos podremos salir adelante, es decir, a olvidarse de la tele y hasta de la radio, es decir cortar la electricidad y alumbrarse con petróleo, con el quinqué o velas; mucho menos usar el gas, cocinar en anafre o fogón con carbón o leña, tener sus gallinitas ponedoras y trasladarse a golpe de calcetín al trabajo, no hay de otra.
DORMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, que bueno, porque los que están con insomnio son los usuarios del transporte público, con eso de que el que manda en el país no afloja el precio del diesel y eso repercutirá en las clases más necesitadas, ya que si no baja el precio del combustible sube el precio del pasaje… Cualquier comentario sobre este inventador texto, favor de enviarlo a valdesnoe@yahoo.com