Wednesday, March 23, 2011

Fotocomentadas
La semana Santa
Noé Valdés
Después del miércoles de ceniza, entramos a la recta final de la Semana Santa de este 2011, ya le dimos bonito a la liberación de la carne, fuimos al Puerto a dar rienda suelta a nuestros gustos, a pasar incomodidades, a tener que dormir en la arena por falta de money, soportar los mosquitos y a correr el riesgo de que en la resaca, nos gane el sueño y algunos melandros nos dejen en cueros o que pase la “julia” de la alcaldesa de Veracruz y nos lleve a barandilla, afortunadamente nada de eso sucedió.
En el puentecito de primavera pudimos ver a los turistas dándose baños de sol-–más a las turistas-- en las playas, paseando por él bulevar, practicando deportes acuáticos, disfrutando de la banana, volando en el parachute o simplemente caminando en la arena. En él malecón, observar a las chamaconas, fueron un alimento para la pupila.
Los cafés concurridos, los hoteles dicen que estuvieron al 100 x 100, por cierto, el mal servicio a estado a la orden del día, por tanta demanda y que decir de las corridas de las diferentes líneas de autobuses y aéreas, han tenido que poner salidas extras para dar puntual servicio al pasaje que se tiene que sacar del puerto jarocho. En el regreso, los chavos comentan que la diversión en Veracruz ha estado chida, los alcoholes presentes las 24 horas del día.
Ahora tenemos ya menos de 40 días para reconciliarnos con el dios que cada quien nos encomendamos, la oportunidad de armonizarnos con la familia, con los vecinos, con los amigos, es tiempo de recogimiento, de arrepentimiento y de promesas, la oportunidad de que nos comprometamos a hacer una mejor vida, más organizada y sobre todo de servir mejor a nuestros semejantes.
La Semana Santa, aunque también es pretexto para que le demos rienda suelta a la cotidiana vida, tenemos que ser congruentes con nosotros mismos, no gastar lo que no se tiene, para no sufrir más adelante las consecuencias de tener que visitar el monte de piedad, esa será la formula para estar preparados en todo lo que se pueda presentar en nuestra vida.
Entender que si gastamos lo que no tenemos, estamos actuando irresponsablemente con nosotros mismos y con la familia, como si no nos quisiéramos, recordemos que lo que no hagamos por nosotros mismos, pocos son los que nos van a ayudar a hacerlo, prevenir, porque luego vienen las lamentaciones y ni haciendo ayuno en la semana santa ni yendo al templo a darnos golpes de pecho, nos va a librar de esa intranquilidad, lo digo por experiencia.
Las vacaciones de la Semana Mayor tomémoslas con calma, recordar los compromisos que se tienen para cumplirlos a cabalidad, entendamos que los hijos necesitan educación, que los víveres en casa son necesarios, que la medicina es cara, por eso la diversión en las vacaciones se deben hacer midiendo nuestras fuerzas económicas y no pasarnos del presupuesto.
Reflexionemos que después de la Semana Santa, la vida continúa, que el teatro debe seguir y para que el teatro no se detenga, debemos estar en condiciones de ser los actores y los espectadores, disfrutemos y que el todo poderoso nos mande sus bendiciones para que en cada hogar del mundo, no falte la paz, no falte la reconciliación con la familia, que no falte el sustento, que tengamos el cobijo y sobre todo el trabajo, ese, es un factor determinante que debemos cuidar como la vida.
La humanidad con el tiempo debe cambiar y debe de ser para bien, respetarnos, ser compartidos y en ese compartir, debemos ser equitativos, Recordar como el comer, aquel hecho que sucedió hace dos mil años, cuando el Todo Poderoso nos trajo a su único Hijo y dijo. “Este es mi hijo amado en el cual tengo mis complacencias. ¡Escúchenlo!, y ¿qué hicimos?, ni lo escuchamos ni lo respetamos.
Por eso, que nos caiga el veinte, entender –como dice el poeta-- que debemos escuchar cuando los demás hablan, caminar cuando los demás se detienen y aprovechar el tiempo en decirle a quienes queremos, que los queremos, --Reconciliémonos y pongámonos en una buena frecuencia con nosotros mismo—ese será el camino para estar bien con nosotros mismos.
DROMIR BIEN
¿Qué tal duerme amable lectora y lector?, ¡bien!, que bueno, porque los que no duermen bien, es más, creo que no duermen; esos son los habitantes de Libia, todo hace pensar que el Ramadán lo van a pasar en un río de sangre, esperemos que llegue la cordura a todos los protagonistas de ésa estéril guerra y que haya un entendimiento. Que Alá los guie por el camino de la paz y que vuelva el sueño reparador de los libios, para tranquilidad del mundo…Cualquier comentario sobre este reconciliador texto, favor de enviarlo a valdesnoe@hotmail.com

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